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Consecuencias
 
Edición N° 21
 
Noviembre 2018 | #21 | Índice
 
Neo–fascismo y religión. ¿El sujeto del deseo?
Por Rosy Goldman
 

La religión es el opio de los pueblos.
Carlos Marx

Si la religión triunfa, es porque el psicoanálisis habrá fracasado.
Jaques Lacan

“Sin dudas, la sensación de que la vida es insoportable se extiende planetariamente… Una posibilidad de vivir del sujeto es cambiar su relación con el superyó, si es con el psicoanálisis, la filosofía, el arte, o la amistad…”
Jorge Alemán

No tengo forma de saber si los eventos
que estoy a punto de narrar son efectos o causas.

Jorge Luis Borges

Ojalá podamos tener el coraje de estar solos,
y la valentía de arriesgarnos a estar juntos.

Eduardo Galeano

Rosy GoldmanConjeturas…

Dioses oscuros invaden Latinoamérica. Vivimos en un mundo sin límites, sin ley que frene el goce (en tanto pulsión de muerte), sin velos. Con lo real circulando sin Otro que lo regule. ¿Podemos aseverar que el Discurso del Amo ha caído? ¿El estado de derecho es una utopía a la que nadie apuesta?

Lacan nos advirtió que tanto la religión como el psicoanálisis son una creencia. Y si triunfaba la religión el psicoanálisis estaba en peligro.[1]

¿Es el velo evangelista el que ha logrado el triunfo del discurso de exclusión, xenofobia, odio y muerte a lo que resta, no encaja, al goce femenino, con lo real a cielo abierto, en Brasil? ¿Es el mismo que accedió al poder en Argentina, mediante promesas de felicidad (engañosas) en un escenario evangelista y con un discurso pastoral, apuntando al superyó, con su exigencia de goce infinito, con el beneplácito a la destrucción de sí mismo para satisfacer al Otro gozador? En fin, ¿Qué provoca el consentimiento a estas elecciones de vida autodestructivas?

En este punto, considero que ante el fracaso de las políticas neoliberales para beneficio del país (que vinieron sostenidas por creencias evangelistas), se impuso el neo–fascismo como alternativa programada para continuar con dichas políticas y luego se apeló a la religión (como creencia válida)

Búsqueda de respuestas en Freud y Lacan…

Partiré de la definición que Freud da de la cultura: “designa la suma de producciones e instituciones que sirven a dos fines: “proteger al hombre contra la naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí”.[2]

Los ejemplos son simples: “un vecino puede transformarse en enemigo o extranjero entonces… fracasó la regulación o los vínculos recíprocos”. Freud advierte que: “se necesitaría un equilibrio adecuado entre las reivindicaciones individuales y las colectivas”. Va pasando revista sobre el fracaso de este ideal ubicando “…la felicidad como fenómeno episódico…y llega a una reducción increíble del tema diciendo que la fórmula “bastarse a sí mismo” es lo contrario de la cultura. A poco de andar el proyecto fracasa ya que: “…existen dificultades inherentes a la esencia misma de la cultura e inaccesibles a cualquier intento de reforma”.

Circunscripto a que la cultura conlleva malestar afirma: “por eso abordo con entusiasmo la posibilidad de que surja una modificación de la teoría psicoanalítica de las pulsiones, al plantearse la existencia de una pulsión agresiva, particular e independiente”.

Freud enseguida agrega que las consideraciones que seguirán demostrarán que su esperanza es vana. ¿En qué basa entonces su insistencia? Nos recuerda que “en la completa perplejidad de mis estudios iniciales me quedaba cierta convicción íntima, indemostrable”.

¿Sobre qué? Sobre la pulsión de muerte. ¿Qué demuestra este texto según Freud? La autonomía de la pulsión de muerte que constituye el mayor obstáculo con que tropieza la cultura.

Agrega Freud que “el malestar también tiene un carácter estructural, es inherente a la cultura misma y está en todas las grandezas y miserias de los hombres. Es la consecuencia de la imposibilidad de mantener eternamente la insatisfacción, es decir, de no poder dejar de gozar para cumplir así con la exigencia obscena y feroz del superyó, bajo cuyo influjo se consuma el desarrollo de la cultura. La vida, dice Freud, nos es impuesta, resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños, tareas insolubles.

Lacan retoma este concepto en el Seminario 20: Aun[3] como un mandato a gozar, con el agregado que este mandato es sin fin, no es útil y no hay nada que pueda colmar su voracidad.

Es en este punto donde lo vínculo con el mandato de Macri, que en un contexto “supuestamente democrático” inesperadamente propone en un escenario evangelista y con semblante de pastor, una promesa de “felicidad”; que sin embargo, escondía, –para el que pudiera escuchar–, el lugar de enunciación que convocaba a un arrojo al sacrificio infinito y a construir un “empresario de sí mismo” que sólo con su esfuerzo en solitario lograría esta promesa de felicidad “imposible, por estructura”.

Otro factor a considerar es la promoción del odio a un enemigo exterior que aglutinara a los sujetos invadidos por la intolerancia a las diferencias.

A pocos años de su gestión esta propuesta fracasó: los sacrificios individuales no alcanzaron, sin embargo, bajo el reiterado “lo peor ya pasó” se vuelve a exigir” cada vez más.

Esta convocatoria, finalmente, sólo se puede lograr mediante el neo–fascismo: uso de la represión y la muerte circulando, velada por el discurso dominante mediante los medios de comunicación concentrados.

Ahora bien, si desde el “psicoanálisis” apostamos a que es a partir de la posición del sujeto frente a las “contingencias” de la vida, que construye su historia, ¿podríamos inferir que es de la posición de la masa, pueblo, gente de a pie, etc. frente a la “contingencia” del neoliberalismo–fascismo, desde la cual se construye el futuro? Reconozco que la respuesta es más completa. Pero insisto: ¿Qué provoca el consentimiento a estas elecciones de vida autodestructivas?

El psicoanálisis situado en las coordenadas de la época debe ofrecer una respuesta diversa de las muchas soluciones posibles que se escuchan. Las palabras de Eric Laurent nos orientan: la salida posible a la encrucijada actual es la de prescindir del padre “a condición de que encontremos algo que tenga el mismo uso, el de poder decir ¡no!” cuando lo insoportable acontece, “más allá de toda la significación que tuvo para cada uno el padre, siempre en falta”.[4] Llamado al sujeto para que despierte del ronroneo ofrecido por la aletósfera que reconstruye un simulacro técnico del Otro, que lo empuja a seguir durmiendo. Quizás en el encuentro con lo impredecible en el sueño se permita finalmente, despertar, caer en la cuenta que esa exclamación sostenida: “Padre, ¿acaso no ves que gozo?”[5] no obtiene respuesta, y en soledad decida comenzar a saber sobre la vigilia.

Propongo para discusión la hipótesis de que el neoliberalismo ha sabido apuntar a lo más real del sujeto, la pulsión de muerte y al objeto a elevado al cénit (como planteó Miller en su momento).[6]

El pensar sobre el discurso de Bolsonaro me condujo a reflexionar sobre el pudor, en tanto que tiene en cuenta al otro, al semejante. Nada de esto aparece en el dicho discurso. Es la invitación descarnada a la segregación, al triunfo de la pulsión de muerte y a la violencia.

Un escrito de Mario Goldenberg me resultó sugestivo cuando recuerda “un artículo de Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, que es del año ´94, que se titula: ‘Regímenes Globalitarios’ y que es muy interesante porque plantea la devastación de los Estados nacionales por las compañías multinacionales. Los estados, con la globalización, con lo que él llama el régimen globalitario, quedan absolutamente debilitados, en su función del estado benefactor, en las políticas sociales.

…Evidentemente la década del ´90 y actualmente se introdujo un cambio en el modo de dominación, aquello que Adam Smith llamó: "la mano invisible del mercado", el libre juego de oferta y demanda. También se habló en esa década del fin del trabajo, con la robotización y, evidentemente, este triunfo liberal poco a poco va planteando consecuencias del orden de la exclusión, de la devastación de los sujetos.[7]

Recurro a Miller[8] cuando afirma: “tenemos al menos aún lo suficiente para poder comprender e incluso sentir los efectos de nuestra civilización actual, sentir los efectos del estado actual de nuestra civilización como inmoral, como yendo hacia la inmoralidad”

Ahora bien, me pregunto: así como el neoliberalismo se dirigió a un punto central de la estructura subjetiva, el superyó, en tanto goce ilimitado del objeto a, con el consumo de sus sustitutos, con el costo de su propia destrucción mortífera; sospecho que sería una acertada posición del psicoanálisis ante este suicidio mundial, aportar la posición de apuntar al deseo del sujeto como regulador del goce excesivo.

Como plantea Jorge Alemán “Bolsonaro es Macri desinhibido”.

Entiendo esta afirmación por el predominio de la religión evangelista en Brasil.

Recordemos que Lacan afirmaba que los neuróticos “producimos más sentidos de los que necesitamos” –pues, la religión colabora mucho en esta tarea–, entonces por cuál hendija podrá inmuiscuirse el psicoanálisis para introducir el “sinsentido”? Sobre todo, –como me pregunté en un artículo anterior– ¿si “sin democracia, no hay circulación de la palabra; sin ésta no hay lugar para el psicoanálisis?

O sea que el Estado de Derecho, articulado en términos de Constitución democrática, garantiza no solo libertades negativas para los miembros de la sociedad (que de lo que se preocupan es de su propio bienestar), sino que ese Estado al desatar la libertades comunicativas moviliza también la participación de ciudadanos en una disputa pública acerca de temas que conciernen a todos en común.

Retomo la aseveración de Alemán: La decisión de Bolsonaro de elegir como núcleo de identificación a "heterosexuales blancos y varones" revela que el "rechazo a lo femenino" va a constituirse en distintos lugares en uno de los soportes culturales del Neoliberalismo. Esto, sin olvidar, que ese 'rechazo' lo comparten hombres y mujeres pertenecientes a distintos segmentos de lo Social.

Sostengo entonces el velo que supongo a la trágica postura de Bolsonaro (como probable instrumentación en los otros países de Latinoamérica, especialmente en nuestro país). Y lo articulo así con la “religión como creencia” que permite al sujeto “producir más sentidos de los que necesita”. En este punto me parece interesante hacer un repaso de la influencia de la religión evangelista en Brasil, aunque no mayoritaria si determinante en muchos sectores.

El fenómeno religioso es de amplio alcance: en 2016, unos 250 pastores y otros obispos evangélicos se postularon a los cargos de alcalde o consejero municipal; 25% más que en las elecciones anteriores. Y lo hicieron con un éxito considerable. En 2008, Sao Paulo contaba con 5 representantes evangélicos en el Consejo Municipal; en 2012, eran 8. Y, cuatro años más tarde ya eran 14.

Hasta la década de 1970, los evangélicos eran vistos como apolíticos. Pero todo cambió con la nueva Constitución, en 1988, tras el restablecimiento de la democracia representativa. Fue la Asamblea de Dios la que produjo este cambio de rumbo al decidir presentar un candidato por estado. Desde entonces, fue seguida por prácticamente todas las denominaciones evangélicas. El objetivo anunciado era defender la libertad religiosa, moralizar la política, proteger la familia y los valores cristianos contra proyectos de ley considerados escandalosos, que contemplaban la despenalización del aborto o la unión de personas del mismo sexo. Se trataba también de defender intereses corporativos.

En 1982, el Parlamento sólo contaba con dos diputados evangélicos. En 1986, eran 18; en 1990, 23; en 2002, 59; en 2010, 73; y en 2014, 87 (sobre 513). La progresión sólo se detuvo una sola vez, en 2006, tras darse a conocer la participación de varios representantes electos evangélicos en un escándalo de corrupción ligado a la compra de ambulancias. Y para 2018, los evangélicos pretenden alcanzar los 150 diputados.

¿Pero cuál es el argumento político de estos candidatos? “Un hermano vota por un hermano: un adepto de una Iglesia evangélica es considerado por los fieles más ‘confiable’ que los demás candidatos”.

El surgimiento de un populismo religioso, es decir, una identidad política basada en la pertenencia a una iglesia, que articula el voto de un grupo de electores atraído por esta identidad, pero también por prácticas de asistencia social realizadas por las redes de templos diseminados en el tejido urbano. Se trata de un nuevo tipo de populismo en Brasil, producto de la identificación entre representación y electorado propuesta por las instituciones religiosas.[9]

Me resultó interesante tomar aquí otra referencia que recuerda Mario Goldenberg de un artículo de Celio García titulado: "Sujeto, Ciudadano, Consumidor", “allí él ubica al sujeto del psicoanálisis respecto del Otro, al ciudadano, heredero de la Revolución Francesa, en relación al Estado y al consumidor respecto del mercado. El sujeto formulado por Lacan es representado por un significante para Otro, el ciudadano tiene su representación en el Estado y, justamente el consumidor no tiene ninguna representación en el mercado. El término que se utiliza de exclusión social, creo que es un término interesante porque no se trata del grado de consumo, siempre en ese sentido hay algo nuevo que no se puede alcanzar y a la vez por otro lado los productos del mercado llegan hasta los sectores más marginales. En ese sentido uno podría decir: todos excluidos”.[10]

Es un procedimiento totalmente vertical, sin intervención de la comunidad. Para promover a sus pupilos, la Universal utiliza su canal de televisión, la Rede Record –la segunda del país–, su canal religioso TV Universal, así como una veintena de canales locales. También recurre a la red Aleluia, que cubre 75% del territorio con 80 radios AM y FM, así como al diario gratuito Folha Universal, a varias revistas y al portal de internet Universal.org. Todos los candidatos son actualmente miembros del Partido Republicano Brasileño (PRB), el partido de la Universal, fundado en 2005.[11]

Vemos aquí la utilización de los medios hegemónicos para la difusión de sus propuestas.

El crecimiento de los evangélicos tiene otro impacto: obligar a los candidatos de todos los sectores a optar por posiciones cada vez más reaccionarias. “Las campañas electorales siguen estando dominadas por las cuestiones económicas, pero los temas morales adquieren allí un lugar creciente, lo que implica un discurso cada vez más conservador de los partidos, preocupados por no contrariar al electorado evangélico.

En Brasil ya no es concebible, para quien es candidato a un puesto importante, manifestarse abiertamente a favor del matrimonio homosexual o del aborto.

Esta homofobia y exclusión de las pautas del patriarcado, está comprobada en el discurso de campaña de Bolsonaro.

Dilma Rousseff debió hacer frente a una serie de acusaciones de pastores evangélicos y de prelados católicos cuando se postulaba para la presidencia por primera vez en 2010, al intentar suceder a Lula. Los religiosos la acusaban de estar a favor de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. La candidata –debido al poder que ejercían los evangélicos– se vio obligada finalmente a publicar entre ambas vueltas una “carta abierta al pueblo de Dios”, en la cual reconocía la importancia del trabajo de las iglesias evangélicas. Se comprometía sobre todo a “no proponer cambios en la legislación sobre el aborto y otros temas vinculados a la familia”, en referencia a los derechos de los homosexuales.[12]

Es decir, fue condición para su candidatura, consentir a los preceptos evangelistas.

Bolsonaro, que ha logrado aglutinar el respaldo de los partidarios de las armas y los ruralistas forman en el Congreso lo que se conoce como la bancada BBB: bala, buey y Biblia. De los evangélicos, recibió un espaldarazo la última semana.

Macedo es de suma importancia para Bolsonaro. Creador hace 40 años de la Iglesia Universal del Reino de Dios, hoy un imperio religioso con más de nueve millones de seguidores en todo el mundo que frecuentan los cerca de 10.000 templos. El apoyo de Macedo al militar retirado le dio la mayor plataforma de la que podría disponer para justificar, paliar o argumentar sus propuestas fascistas y xenofóbicas.[13]

Este apoyo claramente es la creación de sentidos que aportan los evangelistas al justificar cualquier exclusión de lo que no encaja.

Ronaldo Almeida, profesor de Antropología de la Universidad de Campinas (Unicamp) y miembro del Centro Brasileño de Análisis y Planeamiento (Cebrap) plantea: "Bolsonaro representa esa sensación de orden y autoridad que cala en esa parte de la población, aún más en un contexto de retroceso económico y moral"

"Bolsonaro es un candidato que tiene la agenda que nosotros defendemos, tiene una vida limpia y patriota. ¿Por qué no apoyarlo?", se pregunta retórico el pastor Silas Malafaia, de la Victoria en Cristo, una vertiente de la Asamblea de Dios. Cuando se le pregunta por las actitudes racistas, machistas y homófobas de Bolsonaro, el pastor responde que son acusaciones "de lo más ridículas". "Fue la izquierda brasileña quien apoyó con fuerza toda esa basura moral, como la ideología de género o el beso gay en la novela de las seis de la tarde".[14]

Argentina no está muy lejana de implementar estas prácticas. Eugenia Vidal (probable candidata a presidente) se viene reuniendo desde hace tiempo y haciendo reuniones zonales con los pastores evangélicos de ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina), cuyas acciones apuestan fuertemente a las generaciones emergentes; promueven un espacio nacional de unidad para profesionales y líderes menores de 45 años, que tienen en común el llamado de Dios para compartir su profesión y talentos, participando de un ambiente de trabajo con gente que piensa, siente y actúa con toda la pasión y pueden expresar sus dones en esta propuesta llamada “Pasando La Antorcha”, que no es un movimiento juvenil evangélico. Es “un punto de encuentro” que invita a que jóvenes cristianos brinden aportes de valor, interactúen, contribuyan a producir y generar una presencia activa en todos los sub sistemas de nuestra sociedad en pro de una transformación socio espiritual con cobertura nacional, basada en los valores de la Palabra de Dios. Pasando La Antorcha busca más gente joven con fuerza y capacidad como vos![15]

Una apelación clara al esfuerzo y sacrificio individual a fin de hacer entre todos una sociedad más pura en nombre de Dios, en nombre de la paz social y el bien común de la sociedad.

Para finalizar: como dice Jorge Alemán ¿será “el milagroso” momento que el “amor a la verdad” el que revertirá esta hegemonía destructora?

¿El discurso capitalista es eterno con su negación de la castración y el amor?

¿Llegará el momento contingente en que el amor permitirá al goce condescender al deseo?[16]

¿El discurso psicoanalítico tendrá alguna incidencia en esta inversión?

Preguntas que me quedan abiertas….

 
Notas
  1. Lacan, J., El triunfo de la religión. Editorial Paidós. 2005.
  2. Freud, S., “El malestar en la cultura” (1930), Obras completas, Vol. III, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, p. 3033.
  3. Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun. Editorial Paidós. 1997.
  4. Laurent, E., “Los nuevos síntomas y los otros”, El Caldero de la Escuela, Nº 57, EOL, Bs. As., noviembre–diciembre, 1997.
  5. Lacan, J., El seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Editorial Paidós. 1964.
  6. Miller, J–A, Conferencia de en Comandatuba, V Congreso de la AMP ––2004 – Comandatuba, Bahía, Brasil.
  7. Goldenberg, M., Revista Consecuencias, Número 3, Septiembre 2019.
  8. Miller, J.–A., Op. Cit.
  9. Lafuente, G., Los evangélicos se convierten a Bolsonaro. El país Internacional. 2018
  10. Goldenberg, M. Op. Cit., Septiembre 2019.
  11. Lafuente, Gabriel., Op. Cit., El país Internacional. 2018
  12. Lamia Oualalou es periodista franco–marroquí, vive en Río de Janeiro y trabaja para varios periódicos franceses y para el sitio brasileño Opera Mundi. Es autora del libro Brésil, histoire, société, culture (La Découverte, 2009). Este artículo es un extracto del libro Jésus t’aime: la déferlante évangélique (Editions du Cerf, 2018).
  13. Lafuente, G., Íbid. El país Internacional. 2018.
  14. Lamia Oualalou autor citado.
  15. María Eugenia Vidal destacó el compromiso social de los evangélicos. http://www.valoresreligiosos.com.ar/Noticias/maria–eugenia–vidal–destaco–el–compromiso–social–de–los–evangelicos–7282
  16. Lacan, J., El seminario, Libro 10, La Angustia, Editorial Paidós, 2004.
 
 
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2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA