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Consecuencias
 
Edición N° 22
 
Julio 2019 | #22 | Índice
 
La caída de la vieja autoridad patriarcal. Un dialogo posible entre psicoanálisis y feminismo[1]
Por María Paula Castro
 
María Paula Castro

En este trabajo se pretende establecer un diálogo posible entre psicoanálisis y feminismo en una época donde nos vemos convocadas a pensar la cuestión relativa al género, desde el lugar de mujeres, de analistas, de madres, de hijas, en fin, desde el lugar de personas que habitamos una civilización que muestra un cambio, una necesidad de cambio, una revolución dice el eje temático en el cual se inscribe este trabajo. Revolución que entonces también necesita de los hombres, de quienes se identifican como no binarios, de las personas trans, de las diferentes identidades de género que se presentan en la clínica, en nuestras casas, etc.

¿Por qué se habla de revolución de género?

Ya Simone De Beauvoir sostenía en 1949 en su obra El Segundo Sexo que "la mujer", tal como la definía la sociedad occidental de su tiempo, es una construcción cultural. Señalaba que a lo largo de la historia, la mujer ha sido definida en relación al varón como madre, esposa, hija o hermana; por lo cual, sostiene, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica, desde sus propios criterios. Las características con las cuales se identifican las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino por cómo han sido educadas y socializadas. Como resumen de este pensamiento escribió una de sus frases más célebres: "No se nace mujer, se llega a serlo"[2].

En este punto se deberán tener en cuenta dos ejes: aquello que aparece ligado al momento histórico y lo atemporal: aquello que lo conecta con el pasado y con las razones de estructura.

Una revolución[3] (del latín revolutio, "una vuelta") es un cambio social fundamental en la estructura de poder o la organización, son puntos de inflexión en la historia. Sus orígenes pueden tener motivos de diversa índole, un cambio tecnológico, un cambio social o un nuevo paradigma basta para que una sociedad cambie radicalmente su estructura y gobierno. Las revoluciones pueden ser pacíficas aunque en general implican violencia, al enfrentarse grupos conservadores del régimen vigente y aquellos que aspiran al cambio, o incluso entre los que aspiran a un nuevo sistema, pudiendo haber así varias facciones enfrentadas. Esto puede llevar meses, años, décadas, siglos. Hace mucho que ha empezado y continúa, las “sufragistas”, las mujeres “empoderadas”, la necesidad social de “anticonceptivos para no abortar, educación sexual para decidir, aborto legal para no morir”, la impunidad de una justicia misógina que libera violadores/asesinos por considerar que la mujer los provocó, que participó voluntariamente, las mujeres pobres encarceladas por abortar, etc. Generan cada vez más explosiones sociales que buscan un cambio, la necesidad del “ni una menos” se hace presente cada vez que muere una mujer por violencia de género, 1 cada 30 horas…

Los debates comienzan y se reproducen, se extienden de manera casi explosiva, cada uno, cada una tiene algo para decir. No importa de qué se está hablando, de que tema trata la clase o cómo empezó la conversación, cuando de feminismo se trata hay opinión, a favor, en contra. Es una época para debatir, para pensar, para pensarse, para repensarse, para pensar nuestra práctica.

Ya Lacan nos advirtió en 1953 sobre el cruce entre el discurso social y la subjetividad, entre lo colectivo y lo individual:

“Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico?”[4].

El sujeto se inscribe en un orden simbólico que excede lo individual sin excluir la contingencia, cuando un sujeto construye su historia, privilegia un modo de narración por sobre otros, abrocha en determinado punto un discurso sobre sí mismo, se identifica con determinados modelos desestimando otros:

“A nuestra clínica llegan los significantes que el discurso social selecciona para identificar a los sujetos (…) Y la pareja ‘clínica y sociedad’ se nos impone en la medida en que no hacemos de la clínica un término intemporal”.[5]

Entonces desde un punto de vista psicoanalítico, histórico y social es que intento hacer dialogar al psicoanálisis y el feminismo, tomándolo como un discurso social que debemos tener en cuenta en la clínica, pudiendo identificar aquellos significantes que sirven de marco identificatorio para nombrarse.

Ubieto en su libro Bullying, falsa salida de la adolescencia[6], desarrolla lo que va desde el declive de la imago social del padre planteada por Lacan en Los complejos familiares en la formación del individuo de 1938 a Miller quien en 2006 en Buenos días sabiduría plantea que el Adiós al macho de la película de Franco Ferreri es un empuje a la igualdad entre los sexos propiciada por la democracia americana. Lacan va a decir que este ocaso constituye una crisis psicológica y va a plantear que el psicoanálisis surge en torno a este declive. Freud se apoya en el padre como referente y Lacan va a plantear su inconsistencia. El padre pasará a ser una función que puede ser ocupada por otras personas o realidades psíquicas. Mayo del 68 se presenta como una deconstrucción de la figura del padre como normativizante.

Esta línea de trabajo nos permite situar aquello que aparece en la época como los enigmas respecto de lo masculino, de las masculinidades de la época en profunda transformación, de la llamada crisis del hombre en relación a la caída de la vieja autoridad patriarcal que trae consecuencias sobre los nuevos semblantes de masculinidad y feminidad para ellos y para ellas.

La lógica de lo femenino convive mejor con las paradojas y la incertidumbre, la improvisación, la horizantalidad de la red y las identidades en construcción; en cambio la lógica de lo masculino está en la línea de la previsión contable, de las jerarquías, del conservadurismo.

Dirá Ubieto, citando a Miller, que estamos en la fase de salida de la era del padre, donde lo femenino toma la delantera a lo viril y entonces aparecen como retorno formas antiguas que expresan violentamente que el futuro no será femenino, por ejemplo los femicidios.

Ya Simone de Beauvoir planteaba en 1947 que las resistencias del viejo paternalismo capitalista impiden en la mayoría de los países que esa igualdad (feminismo) se cumpla concretamente.

La nueva lógica que se impone es el no–todo fálico opuesto a la norma–macho que define lo que es “normal” para hombres y mujeres:

“Si el régimen del «todo fálico» supone que la mujer quede reducida a su condición de objeto, en la escena sexual y en otros ámbitos de la vida, la propuesta actual redefine los roles y torna problemático el papel del hombre. Para empezar, ya no puede servirse igual de la potencia que le otorgaba esa disimetría y su rol central en la provisión de bienes. Hoy ya no son los hombres los únicos, y pronto dejarán de ser los principales sustentadores de la familia.”[7]

 
Bibliografía
  • De Beauvoir, S., El segundo sexo, Gallimard, Madrid, 2000.
  • Lacan, J., “Función y campo de la palabra y el lenguaje” en Escritos 1, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1988.
  • Miller, J.–A.,Buenos días sabiduríaen Colofón, N°14, FIBCF, Barcelona, 2006, p.40.
  • Miller, J–A. y Laurent, E., El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidós, Buenos Aires, 2005.
  • Ubieto, J. R., Bullying, una falsa salida para los adolescentes, NED Ediciones, Barcelona, 2016.
  • Wikipedia, “Revolución”. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n.
 
Notas
  1. Trabajo presentado en V Jornadas Nacionales de Clínica con Niñxs y Adolescentes 2019: ¿Qué orienta la clínica con niñxs y adolescentes? Sábado 1° de junio 2019, en la Facultad de Psicología UBA. Eje temático: La revolución del género.
  2. De Beauvoir, S., El segundo sexo. Gallimard, Madrid, 2000.
  3. Wikipedia. “Revolución”.
  4. Lacan, J., “Función y campo de la palabra y el lenguaje” en Escritos 1, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1988, p. 309.
  5. Miller, J.–A. y Laurent, E., El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidós, Buenos Aires, 2005, p.9
  6. Ubieto, J. R., Bullying, una falsa salida para los adolescentes, NED Ediciones, Barcelona, 2016.
  7. Íbid.
 
 
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2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA