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Consecuencias
 
Edición N° 23
 
Diciembre 2019 | #23 | Índice
 
¿Apuntar al principio de placer…? en la época del parlêtre
Por Adriana Wolfson
 
Adriana Wolfson

Partiendo de la teoría e interrogada por la introducción del principio de placer en el Seminario 25, El momento de concluir: “el inconsciente es ese saber que nos guía, que llamaba hace unos momentos ´Principio del placer´”[1], me propuse pensar su función en la época del parlêtre, en relación con la interpretación y la transferencia, en tanto instrumentos de la clínica.

De Freud a Lacan

La experiencia analítica parte de un inconsciente creado por Freud, erigido a partir de su práctica. Establece la asociación libre como la regla fundamental, y a partir de la causalidad sexual traumática y la verdad oculta, en tanto equívocos que guardan un falso enlace, buscará hallar sentido al sufrimiento, en el marco de la transferencia. La vía freudiana se topará con obstáculos, dado que el sentido hallará su propio límite: lo reprimido primordial, el ombligo del sueño, el más allá. El inconsciente freudiano estará ligado al síntoma, queja enlazada a la pulsión y a la represión. Por otro lado, el acontecer psíquico se articulará a partir de dos principios: placer y realidad y construirá un aparato psíquico para ubicar al inconsciente y explicar su funcionamiento.

Por su parte, Lacan parte de un inconsciente estructurado como un lenguaje, un efecto de sentido, producido entre metáfora y metonimia. Hay sustitución de un significante por otro. Pero luego avanzará y realizará ajustes que reformularán este inconsciente. A partir del último Lacan, el inconsciente se ha transformado en cuerpo hablante. Lacan irá más lejos. No supondrá ningún aparato psíquico y desarrollará una topología del sujeto, en relación con el goce. Acabará haciendo del embrollo topológico de tres consistencias –de lo real, lo simbólico, lo imaginario–, no solamente el fundamento del espacio, como lo había dicho Freud con su propio aparato, sino que Lacan añade el tiempo. Eric Laurent en la Conferencia pronunciada en Pipol 9 en Bruselas propone:

“Entre su simbólico, su imaginario y su real, ¿no sienten que su tiempo se sucede estando ahí tironeado? Eso sugiere que el espacio implica el tiempo, y que el tiempo no es tal vez más que una sucesión de instantes de tironeo”. “El inconsciente y el cerebro en ese nivel de creación no tienen verdaderamente nada en común. Lacan finiquita el proyecto freudiano. El espacio y el tiempo que supone el sujeto del inconsciente no son ya un a priori. Tienen un fundamento en la topología propia de inscripción del inconsciente sin suponer ninguna unidad, sino tironeos.”[2]

Esto trae varias consecuencias, de las que señalo algunas. No hay un ser o cuerpo previo al impacto de la estructura del lenguaje. A partir de ser hablados y de hablar tenemos un cuerpo, con significantes encarnados que nominan lo traumático. Un rasgo de goce trazado por un–decir, fuera de la cadena significante que hace agujero. El síntoma pasa a ser sinthome, en tanto acontecimiento de cuerpo. Tendremos una dimensión de goce ligada al goce de la palabra, el parloteo, y un goce fuera de la cadena significante. Hay un real, un fuera de sentido, que inscribe la letra del sinthome y remite al monólogo de la apalabra.” Miller define la apalabra como” aquello en lo que se convierte la palaba cuando está dominada por la pulsión, y cuando no asegura la comunicación sino el goce”[3]

A nivel de la transferencia, en la última enseñanza de Lacan, se produce una renovación de la llamada transferencia positiva, la que se instala a partir del amor de transferencia, el odioenamoramiento, para hacer entrar el objeto enmarcado en el fantasma. ¿Qué cambia? Lacan parte de lo que no hay .De lo que está marcado por lo negativo, la transferencia negativa, para llegar de allí a la transferencia positiva, que no tiene existencia definida. Evoca el recurso a “eso se siente ahí”, como en el Seminario XXIII, (…)[4]. Y esto se articula con el Seminario XXIV en donde aparece la dimensión de la Une–bévue del sujeto. Así el análisis estaría soportado entre analista y analizante, apuntando a un decir singular, con el agregado del sentimiento, efecto de sentido y de agujero, para producir un vaciamiento de sentido donde la palabra resuene de otro modo.

A nivel de la interpretación, se produce un viraje. Si el camino freudiano proponía como llave la asociación libre como regla fundamental, constatamos que las asociaciones se soportaban en un falso enlace, que daban cuenta de la equivocidad de la palabra, para llegar al enlace correcto. Con Lacan, tendremos que poder hacer con un “enlace real o imposible”[5], en la medida en que hay que trabajar en contra del sentido y el goce que de allí se obtiene. Es notable lo que dice Lacan:” El análisis nos indica que no hay más que el nudo del síntoma y que hay que sudar para llegar a aislarlo”(…)Lo nuestro consiste en incitarlo (al analizante) a pasar por el buen agujero de lo que le es ofrecido, a él, como singular”[6]

El principio del placer

La diferenciación entre los dos principios reguladores en el acaecer psíquico lleva a Freud a plantear que temporalmente primero está Lust y luego, Realitat. Considerando la lectura que hace Miller[7] extraigo que la realidad no es primera y por eso, se establece una tensión entrepsiquismo y realidad. Parte de la realidad como insoportable en tanto Abwendung "el extrañamiento de la realidad”, de la evitación y presenta “la represión a partir del placer y el displacer no como un proceso intelectual, sino como algo al servicio del principio de placer.” “El hecho que soñemos es el testimonio de que el Lustprinzip sigue actuando bajo el principio de realidad”[8]. Freud deja en claro que no todo lo que hay de Lust puede ser traducido, porque al buscar placer, se evita Unlust y la sustitución no es total. Freud nos dice que no se hace de una sola vez ni simultáneamente. Se destaca lo que no se deja atrapar por el principio placer–displacer, es decir, lo que funciona como un residuo, un real imposible.

“El inconsciente trabaja y funciona en pro de Lust (…) Lust se traduce por goce.”[9]

El goce moviliza primero la alucinación, pero luego la realidad introduce otra satisfacción. Este goce señala lo que representa el más allá del principio del placer. Según Miller habría un placer de la alucinación y el placer de la realidad; lo que del placer no se satisface, aparece como la exigencia residual de goce.

Con Lacan

Lacan en el Seminario Aún rectifica aFreud al decir que el goce no es anterior a la realidad, lo primario no es primero, y entonces desplaza el Lustprinzip para introducir en ese primer lugar el Otro. Primero está la realidad, la relación con el mundo. A partir de eso Lacan formula que “´la realidad se aborda por los aparatos del goce”, lo cual está de acuerdo con el esquema de Freud, salvo por el hecho de que el aparato de goce es el lenguaje[10]” Cito a Miller “Por lo tanto, la cuestión es saber cómo se articulan el principio de placer y el Otro (…) el lenguaje es la defensa por excelencia a tal punto que se puede designar como esquizofrénico a aquel quien no puede disponer del lenguaje para obstaculizar el goce (…) Finalmente, en la última enseñanza de Lacan es el Otro mismo el que desempeña el rol del principio de placer”[11]

“A Lacan la oposición que le interesa es principio de placer y goce.”[12]

Pero deseo destacar que Lacan llega a producir esta corrección en el Seminario XX, habiendo trabajado previamente en otros seminarios, que merecen ser nombrados.

En el Seminario 2 ubica un principio de placer separado de lo inconsciente en tanto cadena significante, pero leído desde el “Más allá del principio de placer”. El fin del placer es mantener la homeostasis. El sujeto se caracteriza por estar mortificado por ese significante.

En el Seminario 7, va a introducir una diferencia porque se autocorrige respecto del Seminario 2. Establece la relación entre inconsciente y principio de placer. “Es el inconsciente de la repetición de un signo, un efecto de marca. Asociado al placer, como Freud lo hizo desde siempre, con efectos de engaño, de tal manera que el proceso primario parece hecho para reencontrar un goce que sólo se obtiene en forma de alucinación, y si pasa a la realidad, es para proseguir esta búsqueda de goce.”[13] El significante aparece como defensa contra lo real.

En el Seminario 11 marca cambios radicales. “El inconsciente es una pulsación temporal vinculada al concepto de unbegriff (corte). El sujeto aparece donde eso estaba, el Ich, (…) lo real”[14]. Miller señala que Lacan introduce “la transferencia como la puesta en acto de la realidad del inconsciente, con lo cual se pone en paralelo realidad e inconsciente. El principio de placer no queda relegado al principio de realidad. (…) El principio de placer aparece como automaton (…) y detrás del automaton hay un real inasimilable y que es siempre del orden del traumatismo (…)[15] Y a nivel de la interpretación, Lacan aclara que “no está abierta a todos los sentidos, el efecto de interpretación es ‘hacer surgir significantes irreductibles, non–sensical, hechos de sin sentido´”[16].

En el Seminario 20 retoma esta relación entre interpretación y principio de placer, definido como “la coalescencia de la a con S(A/)”[17]. Decir cualquier cosa conduce al Lustprinzip, con lo cual, este principio queda rebajado. La interpretación debe deshacer esa coalescencia, ir en contra del principio del placer, para ubicar lo imposible de decir vía el sentido.

En 1975, en “El placer y la regla fundamental” Lacan plantea que el síntoma que llevamos a análisis es nuestra relación con lo real. Un análisis es ir en búsqueda del encuentro, de lo más singular de cada uno, representado en “el tironeo del nudo que está para cada uno perfectamente especificado”. El síntoma representa lo particular que desarregla el principio de placer. El principio de placer consiste en no tener nada de particular.”

En Sutilezas analíticas, Miller plantea que el concepto de placer es absorbido por el de goce, porque renuncia a la noción del más allá. El significante es reemplazado por la sustancia gozante, es decir el goce encarnado en el cuerpo y representado por el sinthome.

El esfuerzo de Lacan

Miller en El Ser y el Uno nos dice “la teoría psicoanalítica es una sublimación de sentido; es la razón por la cual Lacan convocaba a una práctica sin verdad… Una práctica sin ficción de la verdad” y sigue: “lo verdadero da placer. Algo claro está, destituye de su calidad de efecto de verdad, para mostrar en qué punto es asunto de libido. Allí reside la tensión, mayor de nuestra práctica entre lógica y libido”[18]. En el Seminario 24, propone al analista “un lugar de hacer verdadero, en tanto semblante, en tanto hacer nuevo.” Hacer verdadero no es buscar la verdad, sino provocar el decir verdadero del inconsciente.

Miller en El Ultimísimo Lacan advierte que el psicoanálisis consistiría “en traer hacia el principio de placer mediante el efecto de sugestión (…). La sugestión es el efecto del significante.” Lo entiendo de esta manera porque Lacan dice “hay contaminación del discurso por el sueño (…) como uso de lo que se llama la interpretación. Curiosamente vuelve a traer el principio de placer y le reconoce un lugar en el Uno[19].

Para poder sobrevivir hace falta una dosis de principio de placer, una cierta homeostasis, pero en el análisis estamos en la perspectiva de ir contra el principio de placer, para producir un forzamiento, para perturbar la defensa. Dice Laurent: “Si se hace eso, si uno efectivamente toma como punto de partida que ya no se trata del sistema simbólico–imaginario de normativización, de conformismo; si uno parte al revés, del hecho de que lo que lo primero es el Il y a de l ‘Un, que es un Uno aislado (…) el problema es cómo el cuerpo puede soportar esta repetición del Uno y su intensidad.” “Se hace funcionar al revés: el principio de placer como lo que permite cierta regulación de estas experiencias de efracción sin garantía del nombre del padre. Se trata de algo articulado al cuerpo que posibilita esta regulación, articulado al discurso analítico, en la ficción non–estándar[20].

Para Lacan lo psíquico es ficción y lo lógico es real. Lo real es el goce y el inconsciente es una defensa contra el goce. Dirá que “la meta de un análisis, en relación con la positividad del goce, es disminuir el displacer que causa y aumentar el placer del que es capaz”[21]

Si el principio de placer establece una homeostasis, sería a partir de los arreglos posibles respecto del síntoma ,como se obtendrían ”mutaciones del goce que ocurren en la positividad del sinthome”[22]

Ensayo de conclusión

Se trataría entonces de que si el Uno solo puede ser marcado por el significante, el parlêtre podría a través del “goce fragmentado regular su goce a partir no sólo de la articulación al padre, sino más bien una significación fálica articulada a partir de los objetos a, de las inscripciones de goce”[23] La práctica analítica lacaniana se orientaría por la función del Uno del goce.

En la última enseñanza, el analista como semblante mantendrá la posición de objeto, de semblante encarnado, favoreciendo ser usado como instrumento hasta que el analizante encuentre su causa de deseo. Cae en tanto SsS, porque es un semblante soportado en la sugestión, que está presente en toda comunicación.

La transferencia sufre una inversión que no es el SsS el soporte de la transferencia sino que la transferencia, es decir el amor es el soporte del SsS .”Un psicoanálisis pide amar a su inconsciente para hacer existir, no la relación sexual, sino la relación simbólica.”[24]

Entre sentido y real hay una antinomia, el semblante es atributo del sentido. Lo ubica entre simbólico y real y lo define como opuesto a lo real. En el seminario 25, propone “Lo imaginario como algo a lo que se recurre para hacerse una idea de lo real”[25] Lacan habla de la hiancia entre imaginario y real y ubica allí un ejemplo de la inhibición dice: “no hay nada más difícil que imaginar lo real”.

Finalmente en la clase del 20/11/77 Lacan nos dice: “Para que haya fantasma es necesario que haya toro. Allí en el corte del fantasma arma cuplas: pulsión –inhibición, principio del placer –inconsciente.” Es con el fantasma en su función mediadora entre placer, deseo y goce, como se puede avanzar en la vía del deseo, que implica una ética que no se lleva bien ni con el bienestar ni con el placer. El fantasma reúne simbólico, imaginario y real. Si como sabemos “la verdad es hermana del goce “[26] vale introducir lo que explicita Lacan en el Seminario 25: ”la verdad tiene que ver con lo real y lo real está doblado por lo simbólico”[27].

El esfuerzo de Lacan en modificar el concepto de inconsciente, implicó inventar un neologismo parlêtre, despejar el goce del plano lógico al óntico, señalando que es lo imposible de negativizar y de decir. No será sin transferencia, que será posible vía la interpretación en el orden de la jaculación, rectificar el goce y separarlo de la satisfacción. “El principio del placer es verdaderamente la única ley que (Lacan) reconoce a nivel del Uno, la única ley que reconoce como principio del sinthome.”[28]

 
Notas
  1. Lacan, J., Seminario 25 El momento de concluir, clase 20/11/77
  2. Íbid.
  3. Miller, J.-A., La fuga de sentido. Bs.As., Paidós, 2012, p.151.
  4. Laurent, E., “Disrupción del Goce en las locuras bajo transferencia”, Conferencia XI Congreso de la AMP, Las psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia, Barcelona, abril, 2018
  5. Brodksky, G., “La regla fundamental”, Ornicar digital.
  6. Lacan, J. (1975)” Intervención luego de la exposición de André Albert sobre El placer y la regla fundamental”. Versión digital:www.psi.uba.ar/…/lacan–el–placer–y–la–regla–fundamental.pdf.
  7. Miller, J.–A. Causa y consentimiento, Bs.As. Paidós,2019
  8. Íbid., p. 345.
  9. Íbid., p.354.
  10. Íbid., p. 378.
  11. Miller, J.–A., El partenaire síntoma, Bs.As., Paidós, 2008, p.120–121
  12. Íbid., p.185
  13. Miller, J–A., “Un medio maleable”, Freudiana, Nª37, enero/abril,2003.
  14. Lacan, J., Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Bs.As. Paidós, 2001, p.52
  15. Miller, J.–A., El partenaire–síntoma, Bs.As.Paidós.p.226
  16. Lacan, J., Seminario Libro 11.p.258
  17. Lacan, J., Seminario, Libro 20, Aun, Bs.As. Paidós,2006, p.101
  18. Miller, J.–A., El Ser y el Uno clase 25/5 /11
  19. Miller, J.–A., El ultimísimo Lacan, Bs.As., Paidós,2013p.144–145
  20. Laurent, É., “El Uno solo”, Freudiana Nº83, mayo/agosto2018.
  21. Miller, J.–A., Sutilezas analíticas, Bs.As. Paidós, 2011. p.179
  22. Íbid., p. 178
  23. Laurent, E, “El Uno solo”, op.cit.
  24. Miller, J.–A,” Una fantasía”, Conferencia de J.–A. Comandatuba, IV Congreso de la AMP,2004 Comandatuba–Bahía–Brasil
  25. Lacan, J. Seminario 25 (1977–1978) clase 15–11–77
  26. Lacan., Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Bs, As.,2004, p.57
  27. Lacan., Seminario 25” El momento de concluir, 2clase del 15/11/77.
  28. Miller, J.–A., El ultimísimo Lacan, p.144
 
 
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