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Consecuencias
 
Edición N° 24
 
Octubre 2020 | #24 | Índice
 
Pandemia DOS
Por Samuel Basz
 
Samuel Basz

El objeto aire en el cenit de la pandemia

Maestro del lenguaje y también poeta de la lengua, Octavio Paz puso la cosa en su lugar al señalar que “el ritmo no solamente es el elemento más antiguo y permanente del lenguaje, sino que es anterior al habla misma… Puede decirse que el lenguaje nace del ritmo”[1].

Pero el ritmo resulta de un doble movimiento. Por un lado el ritmo es efecto de las interrupciones que el ejercicio efectivo de lalangue provoca en la frecuencia respiratoria fisiológica basal. Por el otro, el ritmo surge de las soluciones de continuidad, de los cortes, que la respiración instala en el flujo de lalangue.

El primer movimiento da cuenta del momento constitutivo del objeto aire. El segundo es el momento constitutivo del objeto voz. Uno y otro antes “de su función en la estructura por la introducción de la demanda[2].

Dejemos al síntoma en lo que es: un acontecimiento de cuerpo, ligado a que se lo tiene, se lo tiene del aire, se lo aira, del se lo tiene. En ocasiones eso se canta y Joyce no se priva de ello”[3].

En estas palabras de Lacan, aire y voz se muestran referidos al síntoma como acontecimiento de cuerpo.

El aire, considerado en su estatuto de objeto para el psicoanálisis, no es equivalente al que todos respiramos en la rutina fisiológica. Como objeto causa de la angustia despierta al sujeto, golpeándolo cada vez en la contingencia de sus encuentros con lo inmanejable.

Se trata del aire subjetivado como objeto de la pulsión y en tanto tal interviene en una serie de síntomas y fantasmas clínicamente situables.

El aire, ya sea como presencia de su falta, como conciencia de su función, o como experiencia cenestésica, es la realización clínica de su condición de objeto (a) (4)

Desde su uso en las prácticas de tortura, hasta las apneas como condición de excitación erótica , o una variante conocida como juego de la asfixia que causó solamente entre adolescentes norteamericanos, cientos de muertes en los últimos años; desde las disneas nerviosas a la descarga satisfactoria del bostezo, los fantasmas de ahogo y de emparedamiento; desde los miedos de entierro prematuro, al valor del suspiro , del aliento y del desaliento, el carácter del soplo vital, el suspenso que corta la respiración (Hitchcock), la angustia de la disnea y la disnea de la angustia, hasta el así llamado ataque de pánico, son del orden del acontecimiento de cuerpo afectado por el objeto aire.

Desde este punto de vista el objeto aire da cuenta de una singularidad irreductible al para todos; por eso siempre se vinculó al aire como metáfora de la libertad. No se trata de una idea ingenua de la libertad, es una libertad que no se experimenta sin angustia: el objeto aire sólo se realiza como factor vital a condición de su pasaje a una función sintomal.

Aire libre, aire condicionado

En el contexto de la pandemia el tratamiento social de los espacios están permanentemente referidos al aire, y en la medida que es un para todos significado por el saber científico, se entroniza el factor letal del objeto.

Las medidas de segmentación social y contabilidad biopolíticas; al hacer del aire la sede de una carga viral, y al transformar los espacios regulados para el distanciamiento de los cuerpos en tiempo necesario para el stockeo de respiradores artificiales; neutralizan el uso del objeto como semblante, y ponen la certeza científica del para todos desplazando a la creencia, que es la condición para respirar bien en alguno de los discursos que Lacan estableció.

Efectivamente, se establece una suerte de ataque de angustia cronificado y comunitario, cuyo tratamiento (sólo aparentemente paradojal) no puede ser otro que el de ¡la reclusión de los cuerpos!

Así, la pandemia constata que la libertad no es sino la dimensión forzada de toda elección.

Elección inevitable cuando no se puede evitar responder, en la contingencia disruptiva, a lo real como imposible de evitar.

Después de la elección forzada se abre el tiempo de los arreglos que cada quien podrá ir inventando, para vivir su libertad condicionada por esa elección.

Efectivamente, se trata de una libertad condicionada por el asentimiento subjetivo a uno de los términos en que se afirmó esa elección.

Si tomamos el apólogo del Seminario XI donde Lacan lo trabaja en referencia a la polaridad de la bolsa o la vida y lo referimos a la actualidad de las respuestas políticas que se dan a la pandemia se constata que no es obvio que el forzamiento se afirme en uno solo de los términos del binario.

No es lo mismo elegir la vida y consentir a una pérdida irreductible de la bolsa, que elegir la bolsa banalizando el valor de la vida.

Los que gerenciaron la crisis desde esta última perspectiva, tuvieron, en el mejor de los casos, que dar marcha atrás, con alto costo contable en vidas, con alto costo contable en mercancías, y un precio inconmensurable en deterioro ético al renegar del estatuto de elección forzada de sus decisiones políticas.

Es lo que enseña el psicoanálisis: la libertad es efecto de una elaboración que concluye en una elección forzada. Y a partir de allí, un nuevo movimiento, orientado a encontrar los medios de reducir los efectos del factor letal implícito en toda elección forzada.

Es una manera de entender el acto político cuando se le hecha luz desde la clínica psicoanalítica.

Mayo 2020

 
Notas
  1. Paz, O.; El arco y la lira, Edit. Fondo de Cultura, México, 1972
  2. Lacan, J.; El Seminario, Libro 10 La angustia, Paidos, Bs.As., 2006. P.356
  3. Basz, S.; El objeto(a), semblante y osbject (huesobjeto) en https://congresoamp2018.com/textos-del-tema/objeto-semblante-osbject/
 
 
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2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA