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Consecuencias
 
Edición N° 24
 
Octubre 2020 | #24 | Índice
 
Violencias y Pasiones de las Civitas
Por María José Figueroa León
 
María José Figueroa León

La violencia no es sin pasión
Clara María Holguín[1]

El título del presente trabajo pone en juego dos nociones. Por un lado, la pasión, noción de la filosofía que Lacan retoma y que utiliza en psicoanálisis, según Eric Laurent, para despertar “un lazo entre el pensamiento y el afecto que no sea de oposición sino de nudo” y por otro, la noción de violencias, en plural. Término que no pertenece al campo psicoanalítico, sino al social, pero que puede ser pensado desde el psicoanálisis. Entonces ¿Qué lazo entre pasión y violencias?, ¿Es posible pensar la violencia como una pasión? ¿Cuál es la relación entre violencia y civilización?

La apuesta es ambiciosa, se trata de un instante de ver, de rastrear en la obra de Lacan el término violencia y sus diferencias o puntos en común con la agresión, agresividad, la cólera y sus manifestaciones en la ciudad. Siguiendo a Lacan, la idea es poner a prueba la noción, si se puede formar de ella un concepto.

Un recorrido…

Agresividad-Violencia propiamente dicha

En La agresividad en psicoanálisis, Lacan habla del empleo de la noción de agresividad. Para él es correlativa a la identificación narcisista que determina la estructura formal del yo. Propone cinco tesis e introduce una primera diferenciación entre agresividad y violencia. De la agresividad dice, que por su constitución misma se da en una experiencia que es subjetiva y que se presenta como una intención de agresión ligada a imagos que tienen una función formadora[2]; de las “violencias propiamente dichas[3] sólo dice que para él son raras al igual que las coyunturas de su emergencia. ¿A qué se refiere con violencias propiamente dichas? Este término volverá a aparecer más tarde en su enseñanza.

Hay en el texto una segunda distinción entre intención agresiva (que podemos encontrar en los relatos de los analizantes) y la tendencia a la agresión, presente en ciertos estados significativos de la personalidad (psicosis paranoides y paranoicas)[4]. Lacan además propone que el diálogo constituye una renuncia a la agresividad. Esta idea parece ser un germen de lo que planteará en el Seminario 5 respecto a la palabra y la violencia. Hasta acá, Lacan viene trabajando la noción de agresividad como una coordenada intencional del yo humano, pero en la tesis cinco agrega algo más, dice que hay una preeminencia de ésta en la civilización y que “la destrucción de nuestro mundo por el hombre, muestra la dialéctica común a las pasiones del alma y de la ciudad[5]”. Tesis que me interesa, ya que introduce una posible relación entre violencia y pasión, es decir, da pistas para poder pensar las violencias asociadas a las pasiones de la ciudad y se torna actual, si tenemos en cuenta que hoy en la nuestra se trata de lo generalizado de la violencia y sus expresiones en el campo social. Si bien Lacan se refiere a la agresividad, no es tan claro si lo hace para dar cuenta de la intención agresiva, la potencia agresiva o a la violencia propiamente dicha. Esta relación entre las pasiones del alma y de la ciudad será retomada un año más tarde en El estadio del espejo[6]. Esta vez habla de las pasiones del alma – de las que sabemos por el sufrimiento de las neurosis y psicosis – y de las pasiones de las civitas[7] como algo que hay que amortizar, ya que amenazan a la comunidad, se trataría de un punto de unión entre la naturaleza y la cultura.

En este texto Lacan también introduce lo simbólico como lo que posibilita una salida a la dialéctica especular con el otro y localiza el instinto de muerte en la articulación entre éste y lo imaginario. Es decir, va localizando los registros y qué de ellos se ponen en juego.

Otro aporte interesante, es la definición que da del superyó con su doble cara: por un lado, como la noción de ley (sistema del lenguaje), y por otro, como un imperativo ciego, insensato y tirano. Esto da pistas a la hora de pensar las violencias asociadas a lo arbitrario del superyó, allí donde si hay palabras pero son insensatas o ciegas.

Malestar social

Un año más tarde en Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología [8] retoma lo trabajado en el estadio del espejo para explicar cómo un objeto se vuelve criminógeno. Lacan, da cuenta de una civilización con ideales cada vez más utilitarios y comprometida en la producción, habla del malestar social y de la búsqueda de una respuesta a partir del discurso de las ciencias. Civilización en la que el ideal individualista está elevado y en la que la identificación alienante predomina. Como consecuencia “la masa se rompe y polariza”. También cuestiona la idea de la explosión instintiva, ya que para él, la ferocidad del hombre hacia el semejante supera todo cuanto pueden los animales, porque la crueldad implica la humanidad. Ya en 1950, Lacan da cuenta de cosas absolutamente actuales y totalmente ligadas a este aumento explosivo de las violencias y su expresión, ya no solo en las ciudades (segregación, racismo) sino que también en los lazos (violencia intrafamiliar, maltrato, etc.).

Agresión-Agresividad

En el Seminario 1 Los escritos técnicos de Freud, Lacan vuelve a hablar de agresividad y en esta oportunidad lo hace para distinguirla de la agresión. Retoma lo trabajado en relación a la rivalidad constitutiva del ser humano y dice que en él hay siempre presente una relación “destructora y mortal”. Propone profundizar el uso burdo que se le ha dado a la noción de agresividad y la confusión con la agresión “solo en su límite, virtualmente, la agresividad se resuelve en agresión. Pero la agresión nada tiene que ver con la realidad vital: es un acto de existencia vinculado a una relación imaginaria”[9]. Es interesante cómo se comienzan a separar las aguas entre lo constitutivo de la agresividad – ligado a lo imaginario – y la vía de resolución de la agresión. Entonces ¿Al hablar de agresión hablamos de la violencia propiamente dicha? ¿Cómo la agresividad se resuelve en agresión, esta resolución implica una acción? Intentaremos pensar esto a la luz de sus desarrollos posteriores con la introducción del tercer registro.

También en este Seminario Lacan sitúa el odio[10] en la dimensión imaginaria y lo incorpora en su lectura de la civilización “ya de sobra somos una civilización del odio” éste en nuestra civilización encuentra pretextos. Si somos una civilización del odio y el odio apunta a la negación del otro ¿Qué es lo que se intenta negar del otro? Una vía preliminar de lectura la encontramos planteada en el Seminario 3, Lacan ahí señala que la relación agresiva interviene en el yo porque le es constituyente “porque el yo es desde el inicio por sí mismo otro. El yo es ese amo que el sujeto encuentra en el otro, y que se instala en su función de dominio en lo más íntimo de él mismo[11]”. En esta relación de extrañeza y de dominio hay un esbozo de lo que posteriormente abordará en el Seminario 7 en relación al das ding y lo éxtimo, que Miller retomará en su curso Extimidad.

Violencia propiamente dicha

En el Seminario 5, Lacan plantea que el sistema narcisista es fundamental en las formaciones de las reacciones agresivas, y reitera que el uso del término agresividad es ambiguo. Propone que la agresividad provocada en la relación imaginaria con el otro – que se puede simbolizar y reprimir – no se puede confundir con el conjunto de la potencia agresiva. La hipótesis es que en este momento de su enseñanza el conjunto de la potencia agresiva es equivalente a la violencia propiamente dicha, la cual se liga a la agresión, la que quedó diferenciada de la agresividad en el Seminario 1. En el cinco, Lacan da una vuelta más y señala

La violencia es ciertamente lo esencial en la agresión, al menos en el plano humano. No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra. Si la violencia se distingue en su esencia de la palabra, se puede plantear la cuestión de saber en qué medida la violencia propiamente dicha – para distinguirla del uso que hacemos del término agresividad – puede ser reprimida, pues hemos planteado como principio que en principio sólo se podría reprimir lo que demuestra haber accedido a la estructura de la palabra, es decir, a una articulación significante. Si lo que responde a la agresividad llega a ser simbolizado y captado en el mecanismo de lo que es represión, inconsciencia, de lo que es analizable e incluso, digámoslo de forma general, de lo que es interpretable, ello es a través del asesinato del semejante, latente en la relación imaginaria[12].

Entonces ¿el conjunto de la potencia agresiva corresponde a la violencia propiamente dicha?, ¿se trata sólo o de palabra o de violencia? ¿Qué de las palabras que pueden ser violentas?, ¿La violencia propiamente dicha se distingue de la agresividad por su relación a la palabra y la posibilidad de represión?

Afectos posicionales – cólera

En El deseo y su interpretación Lacan continúa avanzando y aborda lo que denomina los afectos posicionales con respecto al ser: amor, odio e ignorancia[13]. Señala que el afecto es algo que se connota dentro de cierta posición del sujeto con respecto al ser, ligado a lo simbólico. Agrega que en el interior de lo simbólico puede haber una irrupción de lo real que es perturbadora. Para ejemplificarlo utiliza la cólera y dice “no es otra cosa que esto: lo real que llega en el momento en que hemos hecho una muy bella trama simbólica, en que toda va muy bien… De repente nos damos cuenta que las clavijas no entran en los agujeritos…hay una tormenta que agita el mar[14]. La novedad aquí es la introducción de lo real como lo que viene a perturbar la tranquilidad de la trama simbólica. Lacan retoma este ejemplo en dos momentos posteriores. Primero en La ética del psicoanálisis, donde se refiere a la cólera como una pasión con manifestaciones fisiológicas, ligándola a “la reacción del sujeto a una decepción, al fracaso de una correlación esperada entre un orden simbólico y la respuesta de lo real”[15], respuesta que no está presente en el reino animal, planteándola entonces como algo propio de los seres humanos. Luego en el Seminario 10 al hablar de la cólera como un afecto. El afecto como lo que no está reprimido “desamurrado, va a la deriva. Lo encontramos desplazado, loco, invertido, metabolizado, pero no está reprimido. Lo que está reprimido son los significantes que lo amarran” y retoma la idea de la desarticulación de las clavijas y los agujeros, agregando que se produce “cuando en el plano del Otro, del significante… no se juega el juego. Pues bien, eso es lo que suscita la cólera[16]. ¿No es esto de lo que se trata cuando en el Seminario 5 se pregunta por lo que puede ser reprimido como una muestra de acceso a la estructura significante? Pero a esta altura de su enseñanza lo que puede acceder a la represión no es el afecto sino los significantes ¿Qué pasa entonces con lo loco y desplazado del afecto?, ¿Si se trata “o de la palabra o de la violencia” qué ocurre cuando el entramado simbólico se ve perturbado, cuando las clavijas no entran en los agujeros? ¿Podemos ubicar la violencia propiamente dicha en ese momento?

Retorno a las civitas y segregación

Ivonne Bordelois en su texto Etimología de las pasiones[17]señala que cólera deriva del griego mems, pasión que inaugura nuestra civilización. Pasión que para Platón impulsa al dominio, a la ventaja sobre los demás, por lo que debe ser educada. Lacan en el Seminario 7, nos recuerda que en Platón los desórdenes del alma son una reproducción en escala psíquica de los desórdenes de la ciudad. Esta es una interesante vuelta a lo que había planteado anteriormente respecto a las pasiones de las civitas y que puede ser leída además en función de lo que plantea en Alocución sobre las psicosis del niño, texto en el que habla de la época y señala que el problema más candente a experimentar es que el progreso de las ciencias cuestiona todas las estructuras sociales y que gracias a eso lo que aparecerá de modo cada vez más apremiante es la segregación. Lacan habla de un tiempo planetario y de la destrucción de un antiguo orden social, se trata de la segregación a la orden del día, y se pregunta “¿cómo hacer para que las masas humanas, condenadas al mismo espacio, no solamente geográfico, sino en esta ocasión familiar, permanezcan separadas? (…) cómo nosotros, quiero decir, los psicoanalistas, vamos a responder”.[18]

Cuatro años más tarde, en el Seminario 18, Lacan dirá que el discurso amo (el S1 en el lugar del semblante) constituye la estructura en la cual se ordenan las civilizaciones y esto se debe a que “el resorte es allí, pese a todo, de un orden distinto que la violencia[19]. ¿Qué ocurre cuando el discurso del amo es sustituido por el capitalista? Discurso definido por Lacan en 1972 como “locamente astuto…muy astuto pero destinado a reventar[20], discurso que rechaza la castración bajo slogans como Just do it, impossible is nothing, que mundializa el objeto técnico¿Qué consecuencias?En la actualidad nos encontramos con ruptura del lazo social, caída de los ideales, declinación del padre y de la autoridad, pérdida del valor subjetivo. Antes estas coordenadas parece que lo resta son las violencias.

Lo éxtimo

En el Seminario 7, Lacan aborda el das ding como “ese interior excluido que está de este modo excluido en el interior”, “ese registro donde existe al mismo tiempo la buena voluntad y la mala voluntad” como eso que está más allá del principio del placer. Trabaja el amor al prójimo en torno a lo éxtimo preguntándose “¿Y qué más próximo que ese prójimo, que es núcleo de mí mismo que es el del goce, al que no oso aproximarme? Pues una vez que me aproximo a él surge esa insondable agresividad ante la que retrocedo, que vuelvo en contra mío…”, en este punto retomo una de las preguntas anteriores en relación a las violencias ¿Qué es lo que se intenta negar del otro?, ¿Qué de lo mío propio no soporto en el otro e intento negar? , ¿Qué del goce propio visto en el otro se vuelve intolerable que es necesario borrarlo, desaparecerlo, golpearlo, herirlo, asesinarlo…?

 
Notas
  1. V.V.A.A (2016), Bitácora Lacaniana, Buenos Aires, Argentina, Grama ediciones, p. 29.
  2. Imágenes agresivas que atormentan asociadas al cuerpo fragmentado y a la dislocación corporal.
  3. Lacan, J.; “La agresividad en psicoanálisis”, en Escritos 1, Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI editores (2003), p. 96.
  4. Lacan ya se había referido a la pulsión agresiva en la psicosis en 1932 en El caso Aimmé y 1933 en Motivos del crimen paranoico: El crimen de las hermanas Papin en donde plantea la existencia de una pulsión agresiva que se resuelve en el asesinato, como una afección que sirve de base a la psicosis. Pulsión que además estaría teñida de relatividad social.
  5. Lacan, J.; “La agresividad …”, Op. Cit., p. 114.
  6. Lacan, J.; EI estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica, en Escritos 1. Buenos Aires, Argentina, Siglo XXI editores, 2003, p. 86–93.
  7. Sinónimo de polis, deriva del latín y significa ciudadanía. Para la antigüedad toda ciudad consiste en una comunidad de hombres que se funde en la comunión de un determinado amor. Ese lazo, hoy en día, parece que ya no es suficiente.
  8. Lacan, J.; “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”, en Escritos 1, Buenos Aires, Argentina, 2003, Siglo XXI editores.
  9. Lacan, J.; El Seminario 1 Los escritos técnicos de Freud, Buenos Aires, Argentina, Paidós, 1998, p. 262, 263 y 403.
  10. El amor aspira al desarrollo del otro, el odio a lo contrario: a la pérdida, a la desviación, a la negación total.
  11. Lacan, J.; El Seminario 3 Las psicosis, Buenos Aires, Argentina: Paidós, 2008, p. 134–135.
  12. Lacan, J.; El Seminario 5 Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Argentina, Paidós, 1999, p. 466–468.
  13. Laurent las retoma como pasiones del ser en Los objetos de la pasión.
  14. Lacan, J.; El Seminario 6 El deseo y su interpretación, Buenos Aires, Argentina: Paidós, 2014, p. 159–160.
  15. Lacan, J.; El Seminario 7 La ética del psicoanálisis, Buenos Aires, Argentina: Paidós, 1997, p. 126–131, 225–235.
  16. Lacan, J.; El Seminario 10 La angustia, Buenos Aires, Argentina, Paidós, 2006, p. 23–32.
  17. Bordelois, I.; Etimología de las pasiones. Buenos Aires, Argentina, Libros del Zorzal, 2006.
  18. Lacan, J.; Alocución sobre las psicosis del niño, en Otros Escritos, Buenos Aires, Argentina, Paidós, 2016, p. 382–383.
  19. Lacan, J.; El Seminario 18 De un discurso que no fuera del semblante, Buenos Aires, Argentina, Paidós, 2014, p. 25.
  20. Lacan, J.; “El discurso capitalista”, disponible en http://www.psicoanalisis.org/lacan/capitalista.htm
 
 
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