¿ Con qué sueñan los niños ? ¿ Qué uso se puede hacer de ellos en un análisis ? ¿ Qué dicen los niños, en sus sesiones con un analista, sobre la diferencia entre sueños, pesadillas y alucinaciones ?

Estas preguntas me surgieron cuando estaba pensando en el tema en el que trabajaríamos el 2020, en el Seminario Psicoanálisis con Niños y Sexualidad Femenina que coordino en la EBP-Rio. La presentación de Jacques-Alain Miller sobre el niño y la interpretación, en una de las Jornadas del Institut Psychanalytique de l’Enfant, así como el tema del Congreso de la AMP : El sueño, su tratamiento y su uso en el siglo XXI - cancelado por la pandemia - me inspiraron a elegir lo que estudiaríamos.

La primera teoría freudiana sobre los sueños de niños es presentada en el texto inaugural de psicoanálisis : “La interpretación de los sueños”. Freud dice allí que los sueños de los niños pequeños son realizaciones del deseo, pero no despiertan interés por que no ofrecen enigmas a solucionar, como son los sueños en los adultos. ¿ Por qué en los sueños de niños no habría enigmas a resolver por ellos ? ¿ Qué nos enseña el niño sobre su deseo y sus sueños ?

Del relato del sueño de Anna Freud, a los comentarios acerca de los sueños de Hans, Freud cambia su primera teoría: él considera que el primer sueño de Hans es incomprensible por efecto de la deformación onírica, ya que el niño agrega elementos cuando relata lo que soñó.

Las contribuciones de Lacan en su enseñanza son preciosas para este tema. Entre ellas, en el Seminario 6, El deseo y su interpretación, él vuelve a la diferencia que Freud establece entre el deseo del sueño en el niño y el deseo del sueño en el adulto por la vía de la represión y dice que algo no está aún diferenciado en términos de la estructura. Una pregunta surge : ¿Cómo, entonces, intervenir si la estructura no está todavía concluída ?

En este mismo Seminario 6, Lacan indica una dirección de trabajo, a partir de los sueños de Anna Freud y de Hans. Él subraya el trabajo de Anna con los significantes, su serie de nominaciones son una verdadera topología de significantes, él reclama. Y sugiere que hay una condición previa para que el analista pueda intervenir, es preciso saber leer. Una escritura del sueño debe ser buscada más en las letras que en el sentido del texto. Miller aclara esto en un texto sobre el síntoma.

En su última enseñanza, Lacan prioriza la interpretación por esta vía de la letra, aunque ya ha apuntado en esta dirección desde el principio y no excluye el sentido. En el Seminario 20, Aún, él agrega un neologismo que se vuelve un concepto fundamental para la clínica psicoanalítica hoy : lalengua. Esto es también el momento en que desarrolla el paradigma del Hay-Uno, que ya había presentado en el seminario anterior, y presenta el goce femenino, no-todo. Estas elaboraciones llevan a Miller a proponer, en su curso L’Un tout seul (2011-2012), que el verdadero goce es femenino.

Si cada parlêtre tiene su lengua afectada por el goce y si lalengua es la parte femenina del lenguaje[2], la clínica con niños es un campo privilegiado para que verifiquemos lo que cada uno hace con su propia lalengua.

Con estas puntuaciones iniciales comenzamos el trabajo en el Seminario. Las presentaciones de participantes y de colegas de la EBP, de la EOL y de la ECF resultaron en textos que compilé en la forma de este libro “Sonhos de crianças”, publicado por la editora Kelps, en 2021, cuyo objetivo es la transmisión de la orientación lacaniana. En él están relatos de sueños de niños que muestran cómo hacemos, lo que nos orienta y los efectos de nuestra práctica que avanza en el camino de cada uno, en la formación permanente del psicoanalista.