Última edición Staff Links Contacto Instituto Clínico de Buenos Aires Seguinos en FacebookSeguinos en Facebook
Consecuencias
 
Edición N° 25
 
Julio 2021 | #25 | Índice
 
Encore... o La hora del psicoanálisis
Por Carolina Curtelo
 
Carolina Curtelo

Correr infinitamente hacia algo que ya
está aquí.[1]

La palabra vaciada de sentido común como borde de un saber desconocido, ha estado a la vanguardia con Freud desde los albores del siglo pasado.

Hoy, ya muy lejos de aquella época victoriana, continúa siendo subversivo el uso de la palabra cuando toca un punto de fuga del sentido puesto al servicio de la técnica. Nuestra época actual, la de La sociedad del cansancio[2] y la autoproducción ilimitada[3] tiende a obturar todo aquello que presente un desvío respecto de la productividad como fin último. No obstante, lo real como “lo que no anda”[4] se sigue filtrando en los seres hablantes cada vez, como una gotera imposible de detener.

Ahora bien, volviendo a Freud, ¿realmente era tan distinta su época de la nuestra?

Efectivamente lo era, aunque entre tantas otras cosas que nos aportó con su mirada atenta, dejó una pista, acaso una brújula En cuanto al futuro[5].

En un breve texto que escribió en 1915, publicado al año siguiente como La transitoriedad[6], relata la preocupación que sentía un joven poeta el verano anterior a la guerra, al admirar la hermosura de la naturaleza circundante sabiendo que toda esa belleza estaba destinada a desaparecer, que moriría como toda belleza humana y como todo lo que los hombres eran capaces de crear. Para este joven, todas aquellas cosas que podría amar y admirar, carecían de valor por la transitoriedad a la que estaban condenadas. En este punto, Freud sugiere que de la caducidad de lo bello “pueden derivarse dos diversas mociones del alma. Una lleva al dolorido hastío del mundo, como en el caso de nuestro joven poeta, y la otra a la revuelta contra esa facticidad aseverada”[7].

Es claro que en nuestra época hemos tomado el camino de una revuelta: de lo penoso por lo transitorio al culto a lo fugaz.

Freud cuestiona esta exigencia de eternidad y se proclama: “yo no me decidí a poner en duda la universal transitoriedad ni a exigir una excepción en favor de lo hermoso y lo perfecto. Pero le discutí al poeta pesimista que la transitoriedad de lo bello conllevara su desvalorización. ¡Al contrario, un aumento del valor! El valor de la transitoriedad es el de la escasez en el tiempo. La restricción en la posibilidad del goce lo torna más apreciable”[8].

Leer que existe una restricción a la posibilidad de goce y que además es esa condición de restricción lo que lo torna “más apreciable”, es algo que nuestra época probablemente encuentre caduco frente a la vía libre de la que goza hoy el ¡gozá!.

Sin embargo, 1968 no era la época actual y Lacan -siguiendo a Marx- ya se remitía a la traducción que hace el mercado del trabajo humano en mercancías, objetos que portan en sí mismos algo de la plusvalía. En este punto, Lacan ubica el plus-de-gozar como una función de renuncia al goce por efecto del discurso[9].

Entre el anhelo de lo perdurable y el gusto por lo descartable, para algunos, la angustia permanece a la orden del día ¿Qué hacer con ella?

La salida que propone el Mercado como gran Otro, consiste en poner siempre un objeto más en el lugar de la angustia, uno más y uno más y uno más… encore.

El engaño queda en evidencia: una asíntota puede ser una salida, pero no llega a ningún lado. Tal vez sea posible buscar la salida en la entrada a alguna otra cosa, o acaso alguna Salida discreta por la puerta del fondo[10].

Mientras tanto, los desechos de este exceso que toman la forma de un modo de existir en la época actual, contaminan incesantemente lo que una vida tiene de espacio para habitar. ¿Qué hacer entonces con los desechos del mundo?.

“La comparación que puede hacerse entre el analista y un basurero se justifica. Es necesario, en efecto, que aguante todo el día comentarios cuyo valor ciertamente, es dudoso, aún más para el sujeto que se los comunica que para él mismo”[11].

La literatura, tanto como el psicoanálisis, suele estar más cerca del basurero que del objeto más. ,…o peor: puede funcionar como una manera de escribir “hechos sin literatura”[12] como sostiene Lispector en su obra La hora de la estrella, lo cual enuncia en palabras de Rodrigo, el narrador que se inventa para contar la historia de Macabea: una nordestina fuera de serie cuyas preguntas desconciertan bastante a su interlocutor.

(…)
Ella: – ¿Pero hablamos entonces de qué?
El: – De vos, por ejemplo.
Ella: – ¡¿Yo?!
El: – ¿Por qué te asombras?¿No sos una persona acaso? Las personas hablan de las personas.
Ella: – Disculpame pero no creo que yo sea tan persona.
El: – ¡Pero todo el mundo es persona, mi Dios!
Ella: – Es que no me acostumbré
El: –­¿A qué no te acostumbraste?
Ella: – Ah, no sé explicarlo.
El: – ¿Y entonces?
Ella: – ¿Y entonces qué?[13]

Clarice escribe a través de Macabea, aquello con lo que el psicoanálisis tropieza desde sus inicios: “hay algo que no anda”. Al parecer, hay algo del discurso corriente que no cierra, como si lo que el mundo es no fuera de suyo, como si se permitiera perderse un poco en los enredos de lo que Lacan enuncia como disque-ourcourant[14],traducido como disco-fuera-de-corriente también, fuera de campo, fuera de juego respecto a todo discurso y, por tanto, disco sin más: eso que gira y gira exactamente para nada”.[15]

No obstante, leyendo al Lacan del Seminario 20 a la letra, no hay manera de definir y fundar cada realidad si no es con un discurso. Cabe entonces preguntarse por los discursos que fundan nuestra realidad, camino fecundo para seguir las pistas de como se construye la subjetividad de una época.

Si bien cada época es la misma para un conjunto de seres hablantes que habitan un mismo tiempo y espacio, el modo en que esta nos atraviesa, no queda del todo cifrado por el algoritmo: algo en la singularidad se presenta fuera de cálculo.

En la continuación del diálogo anterior, Rodrigo (la voz que Lispector se inventa para narrar esta historia) escribe sobre Macabea:

De pequeña ella había visto una casa pintada de rosa y blanco con un jardín en donde había un pozo cavado con agua y todo. Era lindo mirar para adentro. Entonces su ideal se había transformado en eso: en llegar a tener un pozo sólo para ella. Pero no sabía cómo hacer y entonces le preguntó a Olímpico:

¿Vos sabes si un agujero puede comprarse?
¿Pero vos no te diste cuenta? ¿No pensaste que todo lo que preguntas no tiene respuesta?

Comprar un agujero. ¡Vaya anhelo! Entre distópico y extravagante, un atisbo de singularidad se asoma. Ahora bien, ¿Qué hacer cuando adviene una pregunta por el deseo? Cuando nos encontramos con la soledad de estar frente a frente con “lo que no anda” ¿adónde dirigirse? O incluso aún cuando alguna pregunta no pudo ser formulada, pero eso no cesa de agujerear la transitoriedad de una vida…

Dialogando con La hora de la estrella[16], última obra literaria que se publicó en vida, Lispector llamó a un conjunto de obras de la etapa final de su escritura, “La hora de labasura”. Y es que no encontró algo mejor que decir cuando respondió a las críticas recibidas sobre su libro de cuentos El vía crucis del cuerpo[17], críticas que condenaron el carácter esquemático de sus relatos y una supuesta crudeza en el tratamiento de las temáticas sexuales[18].

Lispector -como Freud y como Lacan, a su tiempo- no retrocede ante su propia producción. Aunque la crítica brasileña la haya alojado antaño con la desconfianza que generó la extrañeza de su obra desde sus primeras escrituras; aunque su literatura no sea más que una disposición de restos[19].

Tal vez, “La hora del psicoanálisis” sea el momento en el que alguien va a buscar algún objeto, no ya en el mercado, sino en su propio basurero: restos de lo visto y lo oído, restos de lo soñado, restos de lo dicho y lo no dicho, restos de vida.

De lo ilimitado del mercado, a lo limitado de lo transitorio: de los objetos más a la basura, y de la basura al resto precioso… la diferencia irreductible del uno por uno.

 
BibliografĂ­a
  • Almeida, E., Inundación. El lenguaje secreto del que estamos hechos, Ediciones Documenta, 2019.
  • Han, Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Herder, España, 2017.
  • Han, Byung-Chul, Psicopolítica, Herder, Barcelona, 2014.
  • Lacan, J., El triunfo de la religión, Paidós, Buenos Aires, 2007.
  • Freud, S., “La transitoriedad”(1916), Obras completas Tomo XIV, Amorrortu, Buenos Aires, 2012.
  • Lacan, J., Seminario 16, De un Otro al otro(1969), Paidós, Buenos Aires, 2020.
  • Lacan, J., Seminario 3, Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2015.
  • Lispector, C., La hora de la estrella, Corregidor, Buenos Aires, 2018.
  • Lispector, C., “Diálogo entre Macabea y Olímpico”, en La hora de la estrella (1977), Corregidor, Buenos Aires, 2018.
  • Lacan, J., Encore Livre XX, Seuil, París, 1975.
  • Lacan, J., Seminario 20, Aún (1973), Paidós, Buenos Aires, 2016.
  • Lispector, C., El vía crucis del cuerpo, Corregidor, Buenos Aires, 2020.
  • Moriconi, I., “La hora de la basura” en La hora de la estrella, Corregidor, Buenos Aires, 2018.
  • Lacan, J., Seminario 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2018.
 
Notas
  1. Almeida, E. Inundación. El lenguaje secreto del que estamos hechos, Ediciones Documenta, Córdoba, 2019, p. 83.
  2. Han, Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Herder, España, 2017.
  3. Han, Byung-Chul, Psicopolítica, Herder, Barcelona, 2014, p.10.
  4. Lacan, J. El triunfo de la religión, Paidós, Buenos Aires, 2007, p. 76.
  5. En cuanto al futuro es uno de los trece títulos alternativos propuestos por Clarice Lispector a su obra La hora de la estrella, Corregidor: Buenos Aires, 2018.
  6. Freud, S. La transitoriedad (1916) en Obras completas Tomo XIV, Amorrortu, Buenos Aires, 2012, 309.
  7. Íbid.
  8. Íbid.
  9. Lacan, J. Seminario 16, De un Otro al otro(1969), Paidós: Buenos Aires, 2020, p.18
  10. Salida discreta por la puerta del fondo es otro de los trece títulos alternativos propuestos por Clarice Lispector a su obra La hora de la estrella, Corregidor: Buenos Aires, 2018.
  11. Lacan, J. Seminario 3, Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 47.
  12. Lispector, C. La hora de la estrella (1977), Corregidor: Buenos Aires, 2018.
  13. Lispector, C., “Diálogo entre Macabea y Olímpico”, en La hora de la estrella (1977), Corregidor, Buenos Aires, 2018, p. 57.
  14. Lacan, J. Encore, Livre XX, Seuil, París, 1975, p. 34.
  15. Lacan, J. Seminario 20, Aún (1973), Paidós: Buenos Aires, 2016, p. 44.
  16. Lispector, C. La hora de la estrella, Corregidor, Buenos Aires, 2018.
  17. Lispector, C. El vía crucis del cuerpo, Corregidor, Buenos Aires, 2020.
  18. Moriconi, I. “La hora de la basura” en La hora de la estrella, Corregidor, Buenos Aires, 2018, p. 109.
  19. Lacan, J. Seminario 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2018, p. 106.
 
 
Kilak | Diseño & Web
2008 - | Departamento de psicoanálisis y filosofía | CICBA