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Consecuencias
 
Edición N° 25
 
Julio 2021 | #25 | Índice
 
¿Quieres ser eternamente joven?
Las canciones que escuché con Freud: Forever Young
Por Aridnaj Lima
 
Aridnaj Lima

Introducción

Corría el año de 1984, el mundo estaba en plena Guerra Fría. Los recuerdos de los horrores de la Segunda Guerra Mundial estaban todavía muy vívidos. 39 años habían pasado desde el gran desastre de la bomba atómica en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, sin embargo, su terrible estruendo seguía resonando en la mente de mucha gente. Pero ese mundo dividido en dos, que se lanza intempestivamente en una corrida armamentista, juntamente con la amenaza de una inminente guerra nuclear, y el miedo del porvenir no impidieron que la juventud de los ‘80 mirara a un horizonte de esperanzas y sueños.

Los jóvenes de los años 80 eran la herencia que había quedado de los niños de la guerra de 1945 y de la juventud de los ´60. El movimiento hippie había confrontado la religión, la familia y la sexualidad, y ahora los ochenteros vivían valores cambiantes. La generación que ostentaba los pelos frisados, los pantalones de cintura alta, las remeras de hombreras y mangas abullonadas, además de los colores y accesorios que no podrían pasar desapercibidos, fueron los mismos que vieron surgir golpes de Estados, gobiernos militares, y la caída del muro de Berlín. En ese contexto, un elemento cultural impacta como una bomba, y marca decisivamente esta década cercada de incertidumbres: la música.

La música de los ’80 viene a ser una grande expresión de lo que fueron esos sueños que insistían en permanecer a pesar de todo. En ese escenario mundial, Alemania juega un papel importantísimo. Su división entre capitalismo y comunismo, se vuelve un símbolo de la división del mundo de la posguerra. En plena guerra fría, una canción escrita por jóvenes alemanes se volvería un himno de esperanza y representaría a esta juventud en los años futuros: Forever Young.

Escrita por Marian Gold, quien juntamente con Frank Mertens y Bernhard Lloyd, formarían los integrantes de la primera formación del grupo musical Alphaville, Forever Young tiene su lanzamiento mundial el 20 de septiembre de 1984 y rápidamente jóvenes de todo el mundo se identifican con la pregunta: ¿Querés ser eternamente joven? El presente artículo busca, a partir de los aportes psicoanalíticos de Sigmund Freud y Jacques Lacan, hacer una relectura de esa impactante canción que desde hace 37 años nos impulsa a reflexionar sobre el sentido de la vida, la fugacidad del tiempo y los valores que mueven nuestra existencia.

Forever Young: un himno a la juventud

Let's dance in style
Vamos a bailar con estilo

Let's dance for a while
Vamos a bailar un rato

Heaven can wait
El cielo puede esperar

We're only watching the skies
Solo estamos mirando los cielos

Hoping for the best but expecting the worst
Esperando lo mejor, pero esperando lo peor

Are you going to drop the bomb or not?
¿Vas a tirar la bomba, o no?

Let us die young or let us live forever
Déjanos morir jóvenes, o déjanos vivir para siempre

We don't have the power, but we never say never,
No tenemos el poder, pero nunca decimos nunca

Sitting in a sandpit
Sentado en un arenero

Life is a short trip
La vida es un viaje corto

The music is for the sad men
La música es para los hombres tristes

Can you imagine when this race is won?
¿Podes imaginar cuando se gana esa carrera?

Turn our golden faces into the sun
Giramos nuestros rostros dorados hacia el sol

Praising our leaders, we're getting in tune
Alabando nuestros líderes, nos ponemos en sintonía

The music's played by the... the mad men
La música, la tocan los…los hombres locos

Forever young, I want to be forever Young
Para siempre joven, yo quiero ser eternamente joven

Do you really want to live forever, forever and ever?
¿Queres realmente vivir para siempre, siempre y siempre?

Forever young, I want to be forever Young
Eternamente joven, yo quiero ser para siempre joven

Do you really want to live forever, forever young?
¿Queres realmente vivir para siempre, siempre y siempre?

Some are like water; some are like the heat
Algunos son como agua, algunos son como el calor

Some are a melody and some are the beat
Algunos son como una melodía, algunos son como el ritmo.

Sooner or later they all will be gone
Tarde o temprano todos se habrán ido

Why don't they stay young?
¿Por qué no permanecen jóvenes?

It's so hard to get old without a cause
Es tan duro envejecer sin una causa

I don't want to perish like a fleeing horse
No quiero perecer como un caballo huyendo

Youth's like diamonds in the sun
La juventud es como diamantes al sol

And diamonds are forever
Y diamantes son para siempre

So many adventures couldn't happen today
Tantas aventuras no pudieron acontecer hoy

So many songs we forgot to play
Tantas canciones que olvidamos tocar

So many dreams swinging out of the blue
Tantos sueños saliendo de la nada

We let them come true
Dejamos que se hagan realidad

Forever young, I want to be forever Young
Eternamente joven, yo quiero ser para siempre joven

Do you really want to live forever, forever and ever?
¿Realmente querés vivir eternamente, siempre y siempre?

Desde sus primeras líneas, Forever Young es una invitación a la vida. Una invitación a vivir a pesar de todo, solo vivir, como una danza, un baile, un baile que, aunque dure solo un momento, debe ser vivido a lo grande, a final “el cielo puede esperar”. “Cielo” es una palabra que se presenta varias veces en la canción, y tiene el impacto de un significante importante para la juventud de los ’80, una simbología de la esperanza: “Solo estamos mirando al cielo esperando lo mejor…” y a la vez, una simbología de la eternidad, del futuro desconocido, de la vida después de la muerte. El pensamiento sobre la muerte como una inminencia no se había quedado en el pasado pues el mundo respiraba todavía la posibilidad de que a cualquier momento, Estados Unidos o la Unión Soviética irrumpa una nueva guerra. La incertidumbre genera angustia: “¿Vas a tirar la bomba, o no?” y la expectativa por lo peor.

La pregunta por la muerte es una pregunta sin respuesta, pues el significante “muerte” no existe, lo único que el autor de la canción puede hacer es preguntarse por la posibilidad de que el tiempo se detenga justo ahí: “Y por qué no permanecen (todos) jóvenes?” Es una pregunta que aparece como respuesta a la contingencia de la época. Si el tiempo parara ahora, y no tuviéramos que vivir lo que está por venir, la vida con sus dolores o el tiempo con la vejez, entonces todo sería perfecto. Pero la juventud eterna es imposible, entonces, ¿mejor la muerte? Frente al callejón sin salida de la “Guerra improbable y paz imposible” - Frase que se tornó referencia de la Guerra Fría -, no hay solución: “Déjame morir o déjame ser eternamente joven”.

La pregunta que embala la canción y que resuena en su estribillo, es la pregunta por la juventud eterna. Es la misma pregunta que lleva el viejo Dr. Fausto a hacer un pacto con el diablo, en el Clásico de Goeth, y la misma que eterniza el bello rostro joven de Dorian Grey en un retrato inmortal, en la obra de Oscar Wilde. Si el arte imita la vida o la vida imita al arte, no importa, lo más probable es que la pregunta por la juventud eterna de la canción, tenga más relación con los inúmeros porqués sin respuestas de su época, que con el anhelo de ser realmente para siempre joven. Es la pregunta por el porqué de la guerra, del odio, de la autodestrucción. El deseo por detrás de la pregunta, es el deseo de evitar atraparse en la existencia de una vida sin sentido, de un vivir sin una causa: “Es tan duro envejecer sin una causa”.

Con Freud aprendimos que la pisqué humana va a una dirección más allá del principio de placer, aprendimos que por un lado hay una pulsión que quiere conservar y unir y por otro lado una pulsión que quiere destruir y matar. “Ambas pulsiones son igualmente indispensables pues de su acción conjugada o antagónica proceden los fenómenos de la vida", contestó Freud en 1932, a la carta del físico alemán de origen judío, Albert Einstein, donde este, pregunta: “¿Existe un medio de librar a los hombres de la amenaza de la guerra? ¿De canalizar la agresividad del ser humano y armarlo mejor psíquicamente contra sus instintos de odio y de destrucción?”. La pregunta de Einstein dirigida a Freud, a quien llama de “gran conocedor de los instintos humanos”, es si podemos escapar, de alguna forma, de esta pulsión de muerte.

Einstein quería saber si hay como librar a la humanidad de sí misma, de sus propias pulsiones destructivas. Pero no hay como cambiar el orden natural de la vida sin pagar un alto precio por eso, y que lo digan Fausto y Gray, que lo pagaron con su propia alma. Un mundo feliz, sin dolores, puede parecer algo bastante atractivo, pero ¿sería eso lo que realmente necesitamos?

¿Quieres ser eternamente joven?

La época actual parece vivenciar lo que Lacan llamó la caída del Padre, la declinación del lugar del padre como ordenador de los lazos simbólicos. Justo cien años atrás, en 1921, Freud hablaba sobre el pánico que causa la caída del líder en Psicología de las masas y análisis del yo. Una masa desorganizada es una multitud y la multitud vive en el Principio de Placer. Sigmund Freud sostenía que el líder es el que mantiene cohesionado al grupo. Para Freud, el liderazgo se daba sobre la base de que los individuos de un grupo depositan su libido en el líder, que es quien representa los objetivos, metas y valores del grupo. Cuando esta ligazón libidinal se acaba el grupo corre el riesgo de entrar en crisis y hasta desintegrarse.

En Forrest Gump, película americana de 1994, el joven Forrest en algún momento decide correr sin destino, de un lugar a otro sin objetivo alguno, y empieza a ser seguido por una multitud de gente que, aunque no sabía para donde estaba yendo lo seguía y lo alababa. El famoso rey David, de Israel, en el relato Bíblico, frente a las amenazas de su adversario huye y en esa fuga es seguido por innúmeros hombres que sintiéndose débiles encuentran en él una inspiración y lo transforman en su líder. El líder, la ley, el Padre representa el orden, la ausencia de líder representa el caos. Es necesario el corte, los límites, la normativización para que haya regularización de goce y el sujeto no se precipite en el caos: “Giramos nuestros rostros dorados hacia el sol, alabando a nuestros líderes, nos ponemos en sintonía”.

Con la caída del Padre en la subjetividad, el sujeto queda expuesto ante el imperativo del superyó que lo ordena a gozar, es el principio de placer que conduce las multitudes, masas sin líderes. Como consecuencia de esta destitución de la función paterna el sujeto está frente a un gozar sin límites y no puede sostenerse frente a la frustración de no poder gozar.

Para comprender esto, recordemos que, en la castración - operación que instaura la ley y el deseo - queda un resto. Tanto Freud como Lacan, señalan la función paterna como una función de corte, delimitadora, de ley, que pone un límite al goce autoerótico, pero no deja de ser una función fallida por estructura, porque queda un resto de goce que no se deja dominar por el padre, el superyó. Schejtman[1] dice que “la clínica del síntoma neurótico testimonia del resto de goce que la castración misma engendra en su operación”. Queda un resto del Padre real, agente de la castración, y es en este resto, que es lo real del Padre, que ubicamos el superyó que precipita al sujeto más allá del principio de placer: “El superyó tiene relación con la ley, pero es a la vez una ley insensata (…) el superyó es a la vez, la ley y su destrucción”[2]. El imperativo ¡Goza! del superyó es un testimonio de la deuda del Padre con su función. Compete ahora al inconsciente tramitar ese resto real, pero eso no es sin resistencia del superyó.

El precio de la juventud eterna

La época del empuje al goce fue bien retratada por el escritor británico Aldous Huxley, que publica en 1932 su más famosa novela: Mundo Feliz, donde describe de forma casi profética una sociedad en la que la familia, los ideales, los valores y la moral han desaparecido para dar lugar a una supuesta libertad sin límites. Niños son hechos en laboratorio, con una crianza condicionada a través de un método que el autor denomina Hipnopedia, un proceso de aprendizaje a través del sueño - a un futuro consumo sistemático apoyado en un rechazo por todo lo que sea considerado viejo. Además, el intervalo entre la necesidad y la satisfacción de la misma es reducida al mínimo con la intención de evitar al máximo cualquier sensación desagradable.

Tal vez fuese demasiado ficticio todo lo de Huxley, pero hoy, casi un siglo después, parece que cualquier coincidencia no es mera casualidad. Estamos viendo con nuestros propios ojos la irrupción del más alto nivel de tecnología que ya hemos presenciado en toda la historia, la tecnología “al servicio de la humanidad”, a fin de facilitar la vida, prolongar el placer, evitar el malestar, y casi, muy casi a punto de darnos la juventud eterna. Pero, no olvidemos que estamos más allá del principio de placer, y con mucha sutileza, estamos destruyéndonos sin necesitar de bombas, ni de armas nucleares.

Así como el soma en la novela de Huxley, la droga legal a que todos tienen acceso, y que permite anular por medio del adormecimiento de las emociones cualquier sensación de displacer, en las últimas décadas, principalmente en las sociedades occidentales, hemos presenciado un fenómeno social cada vez más frecuente, que fue acuñado por la investigadora y periodista Lynn Payel como Disease Mongering, fenómenos de “fabricación de enfermedades”, donde situaciones propias de la vida empezaron a ser consideradas enfermedades, y para cada enfermedad una pastilla. La industria farmacéutica y su propaganda apoyada por gobiernos en todo el mundo, están logrando transformar personas saludables en pacientes, moviendo así el lucrativo engranaje de la industria de la salud. ¿Sería tan eficaz todo eso, si el ser humano no estuviera como nunca antes tan en búsqueda de la satisfacción, del placer, del goce, en detrimento de vivir la vida tal cual ella está propuesta?

El médico psiquiatra judío, fundador de la llamada tercera escuela de psicoterapia de Viena -la logoterapia- Viktor Emil Frankl, luego de su experiencia como sobreviviente de los campos de concentración nazistas, habló con mucha propiedad sobre lo destructivo de una vida direccionada a la satisfacción propia, citando al filósofo danés Søren Kierkegaard: “La felicidad es una puerta que se abre hacia afuera”. Poniendo en términos psicoanalíticos: ¿Esa mirada hacia el otro, no sería una forma de regularizar el goce autoerótico? Es una reflexión.

Conclusión

“Vivo en esa soledad que es dolorosa en la juventud, pero deliciosa en los años de madurez”, dijo Einstein. Einstein habla de una nueva forma de sentir la vida en su época de madurez, distinta de la forma de sentirla en la juventud, pero sorprendentemente deliciosa. Cambiar el curso natural de la vida, con sus dolores y su tiempo propio para cada cosa, es pagar un alto precio para el cual, como humanos, no estamos preparados.

Forever Young es más que una bella canción que marcó una generación, es un himno a la juventud, al tiempo, y a la vida. ¡Es una invitación a vivirla a lo grande! Que podamos acompañar a esos jóvenes, hoy los padres de la generación actual, “girando nuestros rostros dorados al sol” y seguir esperando lo mejor. “La música es para los hombres locos…La música es para los hombres tristes” porque a veces estamos “locos”, a veces estamos tristes, y eso hace parte de la vida y como dijo el poeta: “No quiero parecer un caballo huyendo” a final “la vida es un viaje corto”.

 
Bibliografía
  • Einstein, A. y Freud, S., “Dos cartas de Einstein y Freud sobre ¨los hombres y la guerraen Relaciones Internacionales, 1(1), 123-132. Disponible en: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/ri/article/view/6999
  • Frankl, V.E., El hombre doliente: Fundamentos antropológicos de la psicoterapia, Editorial Herder, Barcelona. 1994.
  • Freud, S., “Más allá del principio de placer, Psicología de la masas y análisis del yo, y otras obras” en Obras completas. Volumen XVIII, traducción José Luis Etcheverry, Amorrortu editores, Buenos Aires‑Madrid.
  • Goeth, J.W., Fausto, Espasa-Calpe, Madrid. 2009
  • Gold, M., Forever Young (Canción) en Forever Young.Grabadora. 1984
  • Huxley, A., Un mundo feliz, Arenal, Buenos Aires, 2012.
  • Lacan, J., El Seminario, Libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Buenos Aires.
  • Schejtman, F., “Lo actual del Pánico” en Elaboraciones Lacanianas sobre la Neurosis, Grama, Buenos Aires, 2014, p. 205 – 230.
  • Wilde, O., El retrato de Dorian Gray, Ediciones Gárgola, Editorial de los Cuatro Vientos, Buenos Aires, 2004.
 
Notas
  1. Schejtman, F., “Lo actual del Pánico” en Elaboraciones Lacanianas sobre la Neurosis, Grama, Buenos Aires, 2014, p. 206.
  2. Lacan, J., El Seminario, Libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Buenos Aires, p.161.
 
 
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