Tres notas sobre redes y violencia [1] |
Por Ezequiel Nepomiachi |
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La psicosis de un joven se desencadena al recibir en Facebook cientos de insultos y acusaciones de desconocidos tras haber sido denunciado por una ex pareja de un acto que no cometió. Una adolescente comienza a sufrir ataques de pánico luego que se afirmara desde una cuenta anónima de Instagram que es "inútil" y "horrible". Otra entra en un estado melancólico y borra sus redes al recibir de sus compañeros de escuela permanentes burlas sobre su aspecto físico. Un jovencito decide cerrar su cuenta donde mostraba sus habilidades como bailarín tras recibir comentarios que lo acusan de ser "gay". Como sabemos por las consultas que recibimos podemos colocar aquí un etcétera. En efecto, las redes sociales y la violencia forman un matrimonio feliz.
1. La antropóloga Paula Sibilia, en un estudio pionero sobre las subjetividades que se constituyen con la expansión de las redes sociales, demuestra el lugar dominante que ocupa el "yo". La autora plantea que asistimos a la emergencia de un fenómeno que sintetiza con el sintagma "show del yo". Se trata de una lógica que convierte a la intimidad en un espectáculo. En la misma línea, distintos autores del campo de la filosofía y las ciencias sociales plantean que se trata de un proceso histórico más amplio de individualización de la experiencia, en el que los sujetos creen autodefinirse, autoproducirse, autodeterminarse, etc.
El psicoanálisis nos enseña que la constitución imaginaria del yo es inescindible de la agresividad. Ya en el Estadio del espejo… Lacan ubica la rivalidad, los celos, la agresividad como fenómenos solidarios a la constitución imaginaria del yo. Los otros, semejantes, amenazan y atentan contra la pretendida completud yoica y corporal. En este nivel pues, homo homini lupus[2]: se trata del otro o yo. En este sentido considero que la agresión imaginaria constituye uno de los vectores fundamentales al momento de indagar sobre la violencia en las redes sociales.
2. Ahora bien, podemos destacar otra lógica implicada que no se reduce a la agresividad imaginaria, sino que se juega en lo real del goce. Me refiero a la teoría del racismo que desarrolla Miller en su curso sobre la extimidad. Miller sostiene allí que "hay una consistencia de esta agresividad que merece el nombre de odio y que apunta a lo real en el Otro."[3]
El Otro aparece en el racismo como aquel que roba mi goce. Así, el Otro deviene el destinatario del odio a lo insoportable que es, en rigor, el propio goce. No se trata entonces de la intimidad que deviene espectáculo, sino del goce en la medida en que presentifica el carácter éxtimo del Otro. De esta manera, con el racismo, el odio de sí se traduce en el odio al goce del Otro. El Otro deviene entonces objeto de violencia y de rechazo.
3. En 1893 Freud cita a "un autor inglés" quien sostiene que "el primero que en vez de arrojar una flecha al enemigo le lanzó un insulto fue el fundador de la civilización"[4]. Freud no resalta solo la diferencia entre la violencia y la civilización, sino cierta continuidad: destaca que la palabra –el insulto– es el sustituto de la acción –violenta–. En El Seminario 5 Lacan contrapone la palabra a la violencia. "Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra."[5] En este marco, cabe destacar la especificidad que posee el insulto. En efecto, Lacan señala que el insulto "es la primera y última palabra del diálogo"[6]. Podemos decir entonces que el insulto constituye un borde entre la violencia y el diálogo.
Miller, por su parte, sostiene que el insulto "es el esfuerzo supremo del significante para llegar a decir lo que es el otro como objeto a, para circunscribirlo en su ser"[7]. Así, el insulto constituye una de las formas en las que el significante reduce al otro a su goce y lo despoja de su ser. Operación simbólica solidaria con la lógica en juego en el racismo.
Pues bien, considero que la agresión imaginaria, el odio al goce del Otro y el insulto, constituyen algunas de las vías privilegiadas al momento de indagar la violencia en las redes sociales de la que somos contemporáneos. |
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Notas |
- Un fragmento de este trabajo fue publicado en Revista Registros, Tomo Like, Buenos Aires, 2024.
- Alocución en latín: "El hombre es un lobo para el hombre". Es una frase utilizada por el filósofo inglés del siglo XVIII Thomas Hobbes en su obra El Leviatán (1651) para referirse a que el estado natural del hombre lo lleva a una lucha continua contra su prójimo.
- Miller, J. – A., Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 53.
- Freud, S., "Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos", Obras Completas. T.III, Amorrortu, Buenos Aires, 2008, p. 38.
- Lacan, J., El Seminario. Libro 5. Las formaciones del inconsciente, Paidós, Buenos Aires, 1999, p. 468.
- Lacan, J., "El atolondradicho", en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 512.
- Miller, J. – A., El banquete de los analistas, Paidós, Buenos Aires, 2005, p. 95.
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Bibliografía |
- Freud, S., "Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos", Obras Completas. T. III, Amorrortu, Buenos Aires, 2008.
- Lacan, J., "El atolondradicho", en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
- Lacan, J., "El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica" en Escritos 1, Paidós, Buenos Aires, 2002.
- Lacan, J., El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Paidós, Buenos Aires, 1999.
- Miller, J. – A., Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010.
- Miller, J. – A., El banquete de los analistas, Paidós, Buenos Aires, 2005.
- Sibilia, P., La intimidad como espectáculo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2008.
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